Julio César Grijalva es un joven de 29 años que decidió emprender un negocio de comida en el municipio de El Refugio, en Ahuachapán. Incursionó en la gastronomía hace tres años, pero el año pasado decidió innovar con la preparación de los tacos de ojo de res.
Grijalva relató que la idea surgió después de escuchar el dicho «échate un taco de ojo», que hace alusión a fijar la mirada en algo.
Por lo que un día decidió ir al rastro por una cabeza de res y extraerle los ojos para ofrecer un platillo diferente a sus clientes.
Sus inicios fueron en el mercadito de la localidad, donde creó y posicionó la marca Sabor Criollo.

Luego, en plena pandemia, alquiló un chalet para ampliar el negocio, que está ubicado a la orilla de la carretera Panamericana, en el mismo municipio.
Los dueños del chalet decidieron venderlo, pero el joven no tenía los recursos económicos suficientes para comprarlo.
El emprendedor expresó que en algún momento creyó que su proyecto había culminado; sin embargo, la alcaldía de El Refugio le dio la oportunidad y un permiso temporal para poner un canopi a un costado del parque para que ofreciera sus productos.

Fue entonces que decidió ofrecer los innovadores tacos de ojo de res. Grijalva define su emprendimiento como un restaurante callejero, porque considera que encontró una pasión por la cocina y ningún obstáculo le ha impedido continuar, incluso el no tener un local estable.
«Me siento orgulloso de mi marca. Son ocho familias que gracias a Dios dependen de Sabor Criollo. Muchas personas dicen ‘ah, están en la calle, es un negocio sencillo’. Sí, es un negocio sencillo, pero todo lo que hacemos es con pasión y entusiasmo», manifestó.