La pandemia ha generado un sabor agridulce en uno de los sectores más afectados por el confinamiento. Para algunos emprendedores la crisis se convirtió en el motor de partida, para otros el derrumbe de sus negocios por la ausencia de clientes.
En ese proceso, no solo resultaron afectados los dueños de los negocios del sector, sino también los empleados, quienes perdieron su fuente de ingresos.
Sin embargo, «después de la tempestad viene la calma» y ahora se observa como el sector se está reinventando, no solo instalando los protocolos de bioseguridad para garantizar la salud de sus colaboradores y de sus comensales, sino también utilizando herramientas tecnológicas. La transformación es evidente tanto en servicio en mesa, como en delivery.
En los meses del confinamiento la industria restaurantera aprovechó para prepararse para el momento de la reapertura, habilitando plataformas tecnológicas, que si bien ya eran utilizadas, tuvieron que adaptar a la nueva realidad. Esto se logró con la ayuda de las redes sociales: Facebook, Instagram y WhatsApp Business.
Pese a los retos, el futuro se proyecta alentador. Algunos negocios que iniciaron en la pandemia empiezan a ver sus frutos luego de operar sin descanso a lo largo de 10 meses sin parar, solo resta que el sector se estabilice por completo y que alcance almeno el 90 % de los $800 millones con los que cerró en 2019, antes de la pandemia.
Además, puede conocer las historias de dos emprendedoras que han salido al paso de la pandemia.
Entre sabores italianos y salvadoreños
La Cucina Di Mamma Nina es el emprendimiento de Nina Bardi, una italiana, madre de cuatro hijos y radicada en El Salvador, sufrió los estragos de la pandemia al quedarse sin empleo, por lo que tuvo que ingeniárselas para salir adelante. Y qué mejor que poner en practica sus habilidades culinarias provenientes de su natal Italia.
«La Cucina Di Mamma Nina nació en plena pandemia, tras la pérdida de mi fuente de ingresos me di a la tarea de hacer platillos italianos para mi familia y lo posteaba en mis redes. Mis amigos comenzaron a elogiarme la presentación de la comida y así poco a poco empecé a venderles y a poner en su mesa los sabores de Italia con dos tipos de pizzas y cinco especialidades de lasaña».
Nina Bardi, propietaria de La Cucina Di Mamma Nina
Tras un lapso de nueve meses y de ver que su emprendimiento le había retornado un 100 %, Bardi comenzó a plantearse la idea de poseer un local en donde emplearía a una persona para que le ayudará a la elaboración de sus platillos con sabor a la ‘mamma mia’. El local se encuentra en plaza Enmanuel, en la Calle Conchaguam, atrás de PriceMart Santa Elena.
Con casi medio siglo en el mercado
Más de cuatro décadas han pasado desde que Pizza Nova alimentó a los capitalinos. El negocio familiar fue refrescando su marca con el paso de los años, y por azares del destino, y para la evolución de la marca surgió Novízzima, que incluye en su menú lasaña, pan con ajo y una diversidad de pizzas, entre las que destacan las saludables, además de la variedad de bebidas con las que se pueden maridar.
Pese a que la demanda era fuerte, en la pandemia el negocio se vio afectado en un 25 %, comentó Tania Daboub, quien aseguró que antes del confinamiento el restaurante contaba con cuatro sucursales y con servicio delivery, pero a raíz de la crisis sanitaria, se vieron en la necesidad de cerrar uno de sus restaurantes.
«Por la pandemia se tuvo que cerrar uno de los restaurantes, aunque no dejamos de pagar a nuestros colaboradores, los gastos incrementaron y ya no se pudo sostener con todo lo que eso implica (gastos), pese a que nosotros siempre hemos tenido servicio a domicilio esto se tuvo que implementar más».
Tania Daboub, propietaria de Novízzima.