En su acto de investidura para el segundo mandato, el presidente Nayib Bukele definió que el área económica sería su principal objetivo en esta nueva gestión.
La misión es lograr el desarrollo económico, así como se consiguió el «milagro» de la seguridad.
Este es un reto muy grande. Sin embargo, el presidente Bukele logró lo que nunca otro gobierno había hecho, y ello es conseguir la verdadera paz y la tranquilidad a través de la desviación de las pandillas.
La guerra contra las maras permitió al Estado recuperar el control de territorios que los criminales habían hecho propios durante las administraciones de ARENA y del FMLN.
La seguridad ha permitido la reactivación de la actividad comercial, la atracción de turismo internacional y la dinamización en general de la economía, aspectos que se fortalecen, además, con las grandes inversiones en infraestructura, como la inauguración ayer del «by-pass» en San Miguel, el primero de su clase en la zona oriental del país y que constituye una gigantesca obra de ingeniería que beneficiará a millares de salvadoreños y facilitará, además, el traslado de mercaderías.
También se están haciendo grandes esfuerzos para impulsar a la industria tradicional, pero también a todo lo relacionado con el ecosistema de empresas dedicadas a la innovación.
La semana pasada, el presidente Bukele destacó el descubrimiento de yacimientos de oro en el país, lo que también puede contribuir enormemente para impulsar el crecimiento y desarrollo de la nación.
Sin embargo, El Salvador es el único país en el mundo que ha prohibido la minería metálica, a pesar de contar con reservas de oro y plata que cualquier otra nación envidiaría.
La tecnología ha avanzado mucho, tanto que ahora minimizan el impacto ambiental de la minería, con lo cual se desmonta el argumento de que toda actividad minera es dañina. Con tecnología de punta, países con altos estándares ambientales como Canadá y Finlandia aprovechan sus recursos de manera responsable. ¿Por qué El Salvador debe dejar enterrada una riqueza que puede transformar nuestro futuro?
Con la garantía de la protección de los recursos naturales —que por siglos han sido descuidados por sucesivos gobiernos—, El Salvador podría pasar de ser el país que renunció a sus recursos a ser el modelo de minería ética.
En lugar de rechazar la minería, El Salvador tiene la oportunidad de ser líder en sostenibilidad, demostrando que no solo posible generar riqueza sin comprometer el bienestar de su gente, sino también que esa riqueza beneficia a la nación entera.