La organización ha sido el pilar fundamental para que fiscales, que velan por el cumplimiento de los derechos humanos de las mujeres, niños y niñas puedan sobrellevar su trabajo y cumplir con su rol de madres.
Marina de Ortega, Dinora de Sigüenza, Erika Melgar y la fiscal García, son cuatro madres que han logrado triunfar por años dentro de la Fiscalía General de la República, pero para eso se han visto obligadas a equilibrar su trabajo y el tiempo de calidad que brindan a sus hijos.
Su experiencia de ser madres les ha ayudado a tener empatía con las víctimas y las ha impulsado para agotar todos los recursos legales en los casos judiciales con el fin de hacer justicia. Asimismo, el conocimiento que poseen les ha permitido brindar una educación de calidad a sus hijos.
«Tener el conocimiento de cómo se vulneran los derechos de los niños nos ayuda a ser más responsables como madres, tías, hermanas, de cuidar y advertir que hay muchos casos de violencia que suceden a tempranas edades en los niños y como padres los desconocemos», afirmó De Ortega.
«Ser fiscal tiene un sacrificio como madre y pareja»
Marina de Ortega, Directora General de La Mujer
Delimitar el tiempo de trabajo es lo que le ha ayudado a Marina de Ortega para dedicar momentos de calidad a sus hijas y no descuidar las obligaciones que le exige ser madre.
De Ortega es madre de gemelas, ambas son universitarias, una de ellas es licenciada en Ciencias Jurídicas.
«Cuando uno es fiscal es importante estar atento a que en cualquier momento nos pueden llamar. Años atrás, cuando mis hijas estaban pequeñas, al salir del trabajo me tocaba ir a comprar materiales que le habían pedido en la escuela, ayudarle con sus tareas», contó De Ortega. Ser madre y fiscal significa «orgullo».
«Debemos tener una gran responsabilidad, una gran empatía con las víctimas, máxime en el área donde me desempeño donde vemos que a muchos niños les han sido violentados en sus derechos».
De Ortega fue cuestionada muchas veces por sus hijas, cuando estaban pequeñas, por los momentos repentinos que la obligaban a priorizar el trabajo, sin embargo «ahora ya comprenden y ellas me lo han externado que se sienten orgullosas porque ayudamos a otras personas con nuestro trabajo».
De Ortega tiene 27 años de formar parte de la Fiscalía General de la República, esto le ha permitido tener una amplia trayectoria fiscal. Se ha desempeñado como fiscal de campo, fiscal de hacienda, y actualmente es parte de una dirección, lo cual le ha demandado más tiempo y dedicación.
Ser madre genera más empatía con las víctimas
Erika Melgar, Coordinadora de la Unidad de Atención Especializada a la mujer
«El ser madre influye en el trabajo porque crea más sensibilidad y conocer lo que los niños necesitan. Como madre y fiscales debemos tener cuidado», asegura Erika Melgar.
Además de la empatía que se genera con las víctimas que también son madres, Melgar dice que el ser fiscal también la influyó para el cuido de sus hijos porque le permitió «disciplinarlos» y organizar su trabajo y su rol familiar.
Melgar tiene dos hijos. Todos estos años trabajando en la Fiscalía ha tenido que coordinar su tiempo, el momento que decide pasarlo en su casa procura sea «de calidad».
«El trabajo influencia en el cuido de los niños porque debemos estar más pendientes. Por la clase de Unidad en la que estoy desempeñando, me enseña a educarlos con perspectiva de género, la influencia ha sido positiva», mencionó Melgar.
«El tiempo juega un papel importante, pero ahí es donde tenemos que organizarnos y explicarles a los niños. Ellos también deben comprender», contó la fiscal.
«Mi trabajo me impulsó a cuidar más a mis hijos»
Fiscal García
«¿Cómo es posible que estoy velando por la seguridad de otros niños y no le voy a dedicar tiempo a mis hijos?», ese ha sido uno de los principales desafíos de la fiscal García (se omite su nombre por seguridad) para no descuidar su rol de madre.
La fiscal tiene 16 años trabajando en el Ministerio Público. García tiene dos hijos y confiesa que en un inicio tuvo complicaciones para organizar su tiempo, pero «cuando mi primera hija iba a tercer grado reaccioné que debía cuidarlos más».
García contó que su experiencia laboral la indujo a cuidar más a sus hijos, «cuando nacieron ya trabajaba acá, y lo que hacemos nos vuelve un poco desconfiados, por lo que el cuidado hacia ellos es extremadamente. Mi hija se molestaba porque nunca la dejaba sola o porque no la dejaba ir a jugar a otro lado», relató.
«Hasta ahorita nada me ha impedido cumplir mi rol de madre», asegura García, quien ha buscado a lo largo de su trayectoria fiscal, dividir su tiempo para atender a su familia y su trabajo.
La fiscal confiesa que la labor que tiene le ayudó y le sigue permitiendo tener una estabilidad sobre todo económica para darle lo mejor a sus hijos.
Empoderar a las madres, una misión fiscal
Dinora de Sigüenza, Coordinadora de la Unidad de Atención Especializada para la mujer
Ser parte de la Fiscalía por 23 años le ha permitido a De Sigüenza conocer cientos de casos sobre vulneraciones a niños y mujeres, y sobre todo ponerse en los pies de las víctimas, «porque somos madres y tenemos nuestros niños, esto me ha ayudado a resolver los casos».
«Solo las personas que están dentro de las cuatro paredes saben lo que está sucediendo. Nosotros no nos podemos hacer los desentendidos cuando un niño está siendo abusado sexualmente, o algún maltrato infantil. Tenemos que actuar rápido y ser madres nos impulsa más», dice De Sigüenza.
En todos los casos, donde hay madres sufriendo «la misión es empoderarlas, porque valemos mucho y eso es muy satisfactorio en mi trabajo».
«Para mí ha sido muy grato ayudar a otras madres y no dejarlas estancarse», añadió la fiscal.
De Sigüenza es madre de una niña y el apoyo de su esposo ha sido incondicional para sacar adelante a su hija y poder organizar su tiempo.
«Uno tiene a veces que triplicarse porque no es fácil. Mi esposo ha sido comprensivo y mi hija excepcional porque no me ha exigido tanto, he tratado de siempre de estar con ella. Mi niña dice que mi trabajo es satisfactorio también para ella», contó.