El sol de la tarde no fue lo único que iluminó uno de los hangares del Aeropuerto de Ilopango, en San Salvador. También lo hicieron las sonrisas de emoción y alegría de Teti Gómez, ingeniera aeroespacial, y el capitán Carlos Dárdano, piloto ya retirado pero considerado como una auténtica leyenda de la aviación salvadoreña.
Tras 20 años desde la última vez que coincidieron, Gómez y Dárdano vivieron un emotivo reencuentro en una tarde del pasado mes de febrero, en la que conversaron sobre aquellos años en que una joven Teti Gómez, de tan solo 17 años, llegó a la escuela de aviación del capitán Dárdano con el sueño de ser astronauta y conquistar no solo los cielos, sino también el espacio.
Una niña en un mundo lleno de hombres
«Creo que nunca te dije cómo descubrí tu escuela», le comentó Gómez al capitán Dárdano. «Estaba viendo la televisión y ahí estabas, junto a un payaso, anunciando el show de aviación que iban a tener acá en Ilopango. En eso dijiste que tenías una escuela y que invitabas a todos los interesados y ahí me enteré de que en El Salvador había pilotos y una escuela donde aprender a ser uno», recordó.
«Y entonces ahí apareciste. Eras una niña de 17 años que no podía ni manejar un carro y decías que querías llegar al espacio y ser astronauta. Recuerdo que fue difícil para todos los demás pilotos porque este siempre fue un mundo lleno de hombres y, de pronto, apareciste vos, una niña que quería ser piloto. En esos años se pensaba que la aviación era algo solo de hombres y por eso se volvía un mundo bien difícil para las mujeres, pero lo enfrentaste», rememoró el capitán Dárdano.
Con Teti formando parte de su escuela, Dárdano recuerda que la joven mostró sus cualidades casi de forma instantánea, ganándose el respeto de los demás pilotos y también sufriendo cada una de las dificultades que este tipo de profesión conlleva. Además, señala que Teti siempre mostró un carácter firme y estaba realmente convencida de lo que quería ser, por lo que nunca mostró duda o temor, aunque de pronto pudiera sentirlo.
«Tus papás tuvieron que soltarte en este mundo de la aviación y mostraste rápido que tenías las cualidades. Eras una alumna bastante aplicada y siempre estabas esforzándote por conocer más», señaló Dárdano. «Entraste casi al mismo tiempo en que lo hizo mi hija y creo que eso también les ayudó a ambas a soltarse en este mundo bastante complicado», añadió.
Experiencias de vida
El encuentro de Gómez y Dárdano también estuvo marcado por el recuerdo del accidente aéreo que sufrió la ingeniero aeroespacial mientras regresaba al país desde Costa Rica, hecho que ella misma ha planteado en su libro «Sin Límites», en el cual narra toda su experiencia de vida y que ha servido para impulsar a cientos de jóvenes a alcanzar sus sueños y a trazarse el cielo como el único límite para alcanzarlos.
«Ese accidente fue bastante difícil para mí. Eras mi única alumna mujer y la más pequeña de todos. Estaba en una reunión comercial, cuando alguien entró y me dijo: “Dárdano, tu avión tuvo un accidente”. En ese momento el avión era lo que menos me importaba. Me moví lo más rápido que pude hacia la zona donde nos dijeron que habían caído y me metí de lleno en las labores de búsqueda. Fue una tranquilidad enorme encontrarte con vida», recordó el capitán.
«¿Te acordás que, justo antes de salir, nos dijimos que ya nos veríamos en unas horas? Esa experiencia me marcó mucho como persona. Pero no me limitó. La gente me preguntaba si me volvería a subir a un avión y ¡claro que lo haría! No tenía dudas en seguirlo haciendo. Pero fue importante contar con tu apoyo y el de mis papás, que eran los que más sufrieron con ese accidente, porque se imaginaron lo peor. Pero, gracias a Dios acá seguimos contando historias», dijo Gómez.
Junto a la anécdota del accidente, el capitán Dárdano también recordó los hechos que han marcado su carrera: desde la pérdida de su ojo durante la guerra civil en El Salvador hasta el aterrizaje de un avión comercial luego de haber perdido ambos motores por situaciones climatológicas, siendo una de las hazañas más grandes de la aviación salvadoreña.
«Esa parte de la pérdida del ojo creo que no la viviste conmigo, Teti. Era difícil porque, para un piloto, perder un ojo es como perder una herramienta de trabajo. Pero aprendí a desenvolverme así y encontré que podía hacerlo de la misma forma, sin límites. Lo del aterrizaje también fue otra experiencia de esas que nunca se me van a olvidar. Siempre me han dicho mis amigos que no saben si Dios me ama o no me ama, porque sí me ayudó con todo eso, pero pareciera ser que no me quiere tener allá con Él todavía», recordó entre risas el capitán Dárdano.
«Pero todo eso es lo que ha hecho tu carrera así de exitosa. Esas memorias son las que te convirtieron en toda una leyenda y, de verdad, que es un honor haber podido aprender de vos todos aquellos años. Siempre has sido un ejemplo de vida y no tengo duda que lo seguirás siendo por muchos años más», mencionó Gómez.
A la espera de nuevas historias de vida
El encuentro finalizó con una promesa: la de no tardar otros 20 años para reencontrarse y, de paso, la de publicar más historias de vida en un segundo libro para Teti Gómez y en un libro que reúna todas las historias de aviación del capitán Dárdano. Además, la tarde también se convirtió en el escenario perfecto para que ambos pilotaran un avión y volvieran a cruzar los cielos de El Salvador.
Teti Gómez es una salvadoreña que se graduó como ingeniera aeroespacial en Estados Unidos. Es piloto y, a lo largo de su vida, ha trabajado junto a las fuerzas aéreas de países como Alemania, Suecia y Holanda, además de liderar proyectos para la NASA y convertirse en una de las mujeres más influyentes en el mundo de la ingeniería aeroespacial.
Por su parte, el capitán Carlos Dárdano, recientemente retirado de la actividad de aviación, es una leyenda salvadoreña luego de dos grandes experiencias de vuelo que marcaron su carrera: una de ellas cuando perdió un ojo a causa de una herida de bala durante un vuelo y otra por perder ambos motores de un avión comercial. En ambos casos, Dárdano fue un auténtico héroe y esas reseñas lo convirtieron en una figura mítica de la aviación en el país.