La COVID-19 está lejos de desaparecer debido a la asombrosa capacidad de adaptación del coronavirus, pues ya se han generado variantes mucho más contagiosas y con alta posibilidad de crear nuevas olas pandémicas. Alrededor del mundo, los países están volviendo a tomar medidas drásticas, como los confinamientos en varias ciudades de Australia o la polémica decisión argentina de limitar a 600 los pasajeros que pueden ingresar al día en el aeropuerto, una severa caída en comparación con los 3,000 que hasta la semana pasada llegaban por esta vía, pero que antes de la pandemia utilizaban más de 35,000.
El Ministerio de Salud no ha cesado en los llamados a mantener las medidas de prevención incluso si se han recibido las dos dosis de las diversas vacunas que se aplican en el país —de Pfizer, de AstraZeneca y de Sinovac—, porque estas han probado su eficacia para evitar que los efectos del coronavirus sean fatales, pero no nos hacen inmunes de manera permanente ni evitan que alguien sea portador asintomático. El uso de la mascarilla en espacios públicos debe ser una costumbre que debemos mantener en toda circunstancia, así como el lavado de manos constante y el uso de alcohol en gel en caso de no tener disponible agua y jabón.
También es primordial evitar las aglomeraciones de personas, porque esta es una forma en la que el virus ha probado su capacidad de transmisión. Y si a eso se suma que en esas concentraciones la gente olvida usar su cubrebocas, entonces se convierten en un ambiente en el que existe alto riesgo de contagio.
Junio está cerrando con un alza de casos precisamente porque ha habido un exceso de confianza de los ciudadanos y se han hecho concentraciones de manera irresponsable, sin el cumplimiento de las medidas de prevención, como diversas actividades deportivas relacionadas con el fútbol.
No quiere decir que no se pueden practicar deportes; de hecho, el campeonato mundial de surf demostró que el país puede organizar juegos internacionales y garantizar cero contagios locales, siempre y cuando se mantengan los estándares de prevención y de bioseguridad.
El Gobierno del presidente Nayib Bukele ha hecho un excelente manejo de la pandemia: amplió la red pública de hospitales, con lo que se evitó su saturación, pero también ha garantizado el acceso masivo a las vacunas disponibles. Solo veamos el caso de los vecinos Guatemala y Honduras, en donde hay verdaderas crisis por la falta de disponibilidad del fármaco anti-COVID-19, por diferentes motivos.
El Gobierno de El Salvador está siendo visto como un referente internacional, pero la tarea nos incluye a todos, acatando las medidas de prevención.