Diego Silva siente el impacto de la inflación en su carnicería en Buenos Aires: los clientes ajustan el bolsillo para comprar carne, producto central en la dieta argentina, tras un alza en los precios que golpea el consumo.

Argentina registró este miércoles la inflación mensual más alta en tres décadas, 12,4%, con 124,4% a 12 meses. Todo subió, pero principalmente el rubro alimentos (15,6%).
La carne molida común, que es la más popular, subió por ejemplo 39,4% en agosto, según el informe del organismo estatal de estadísticas (Indec). Otros cortes más finos también van por esa línea.

«La gente que no tiene plata viene a comprar de a poquito, el día a día», dice Silva a la AFP a las afueras del establecimiento ubicado en Mataderos, el histórico «barrio de la carne».
«Ve mucho los precios, se vuelca al pollo, al cerdo».

Este es el país del asado, donde todo se celebra con amigos y familiares asando carne. De hecho, Argentina es el principal consumidor de carne bovina del mundo, seguido por Uruguay, Estados Unidos, Australia y Brasil.
En 2022 subió el consumo a 52 kg per cápita, y este año «volverá a caer a 46, 47», similar a 2019 y 2020, explica Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados (CICCRA).
«La carne es lo que más rinde, y el argentino es carnívoro», repara Silva.