Se sintió como un extraño al retornar a su país y creyó que nunca encontraría un trabajo como en Estados Unidos. Sin embargo, Elvin Ademir Arce después de no conocer la ciudad, ahora en su pick-up ofrece el servicio de viajes a los pobladores de Santa Ana y Metapán. Arce garantiza un transporte seguro en el que se siguen las medidas de bioseguridad por la pandemia. Además de esto, la cancillería lo apoyó al acreditar todos los oficios que aprendió en Estados Unidos, esto le permite ser parte de los proyectos que requieren de mano de obra calificada.
Después de 25 años de vivir en Atlanta, Georgia, fue deportado a El Salvador en 2017. Quedó decepcionado y sin un rumbo fijo sobre qué hacer en su país, el mismo que había abandonado a los 10 años.
Arce es bilingüe y aprendió todo lo relacionado con la remodelación de casas en Estados Unidos. Es un experto con la madera, sabe colocar puertas, ventanas y pisos de este material.
Al no darse por vencido y reinventarse, dos años después se integró a dos proyectos; uno de parte del Ministerio de Relaciones Exteriores y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en el que obtuvo la Certificación de Competencias Laborales para Personas Salvadoreñas Retornadas; y otro, un programa de computación en la alcaldía de Santa Ana.
Para incorporarse al programa de cancillería, los migrantes retornados deben cumplir algunas competencias y experiencia en inglés, turismo y en áreas de construcción y electricidad.
Arce pasó la prueba y participó en las capacitaciones, donde también recibió ayuda psicosocial durante ocho meses.
En 2020, fue acreditado junto a 88 migrantes retornados, por especialistas del Instituto Salvadoreño de Formación Profesional (Insaforp), la Universidad Don Bosco y el ITCA-Fepade, para tener nuevas oportunidades laborales y generar ingresos económicos.
Además, recibió el capital semilla de $1,200, con el que abrió una sala de belleza para su esposa en Santa Ana.
«Al principio me sentí decepcionado, como que lo había perdido todo. Es difícil empezar de nuevo, pero gracias a Dios hay programas que me ayudaron. Ahí conocí a más gente y programas para no quedarme estancado en la casa», reconoció.
La cancillería ha establecido una base de datos de personas retornadas a las que ha acreditado como mano de obra calificada.
Arce ha trabajado en dos «call center» en el país, y continúa con sus refuerzos en computación. Actualmente ofrece viajes en Santa Ana para estar cerca de su familia.
«Yo no pusiera en peligro a mi hijo»
Arce cruzó las fronteras de manera irregular a los 10 años junto a su hermano, cuando sus padres que se encontraban en Estados Unidos, los esperaban.
La trayectoria por Guatemala y México para Arce no fue peligrosa, pero reconoció que en 1990 «eran otros tiempos». Como padre de un niño de un año y medio, ya no se atrevería a exponerse.
«Yo no pusiera en peligro a mi hijo», reconoció. «Con tanto secuestro, también matan a la gente. Es mejor estar en El Salvador», agregó.
La Dirección General de Migración y Extranjería informó que del 1.º enero al 30 de abril de 2021 retornaron 1,377 salvadoreños, entre ellos 766 procedentes de Estados Unidos.
El año pasado, en el mismo período, fueron 6,527 retornos; 4,754, del país norteamericano. En general, hay una reducción del 78.9 % en comparación con 2020.
«No pusiera en peligro a mi hijo, no lo dejaría en la frontera. Prefiero comer frijolitos y que estemos juntos. Con tanto secuestro, también matan a la gente. Es mejor estar en El Salvador»
Migrante retornado Elvin Ademir Arce.