Estamos convencidos de que la clasificación de la selección salvadoreña de fútbol playa a la Copa del Mundo Moscú 2021 y el campeonato de la Concacaf no son producto de la casualidad.
Sí, es cierto que este equipo ya había asistido a cuatro copas del mundo con anterioridad. Sí, también es cierto que ya había ganado el título regional. También es cierto que el incentivo económico a los jugadores fue entregado por otros gobiernos. Pero también es cierto que sumábamos tres mundiales al hilo a los que no clasificamos por, entre otras cosas, la irregularidad en el apoyo hacia esta selección, producto de la falta de planificación de la Federación Salvadoreña de Fútbol y la mala relación con el Instituto Nacional de los Deportes de El Salvador (Indes).
Ahora no es que la Fesfut planifique mejor y que tenga una buena relación con el Indes, pero desde que nosotros llegamos a la institución asumimos el compromiso de apoyar a este grupo de jugadores y a su cuerpo técnico que, hoy por hoy, son lo más grande que el fútbol salvadoreño conoce.
El 18 de mayo de 2019, los guerreros de playa cayeron en penaltis ante Estados Unidos en el premundial de la Concacaf, celebrado en Puerto Vallarta, México. Al volver al país, cansados de mendigar apoyo, los muchachos dijeron que difícilmente continuarían con la selección.
Cinco días después de la eliminación, nos subimos a una lancha para viajar a La Pirraya y nos reunimos con los jugadores. No podíamos dejar que un proyecto así, que incluso en 2011 nos hizo soñar con un podio en Rávena, se echara a perder así por así.
Pero esa no fue la primera intermediación que realizamos, ya que antes del premundial y mientras yo aún fungía como director del Instituto Municipal de Deportes y Recreación de la Alcaldía de San Salvador (Imder) me reuní tanto con Frank Velásquez como con Rudis Gallo para saber por qué el pívot no era tomado en cuenta por el director técnico. Al final, Frank volvió y jugó el premundial de 2019. Ahora, en 2021, se convirtió en el campeón goleador del torneo y ya es el máximo anotador en la historia de la Concacaf en esta modalidad.
Y al llegar a la presidencia del Indes, prácticamente de inmediato nos pusimos en contacto con Beach Soccer Worldwide (BSWW) para convertirnos en la sede de la eliminatoria regional rumbo a los Juegos Mundiales de Playa Qatar 2019. En ese evento participaron nuestras selecciones nacionales de fútbol playa, masculina y femenina, y comenzamos a entregar un estímulo económico para ambos combinados.
El éxito de este evento, que nos permitió disfrutar durante tres días de un anfiteatro de Cifco copado de aficionados apoyando a rabiar a sus héroes, nos llevó a firmar un convenio de cooperación entre el Instituto Nacional de los Deportes de El Salvador y BSWW para el desarrollo y el fortalecimiento del fútbol playa en nuestro país.
Aprovechando ese acercamiento, acompañamos al pívot Rubén Batres a la gala de Beach Soccer Worldwide, celebrada en Emiratos Árabes Unidos, a recoger el premio al mejor gol del año, tanto anotado en el eliminatorio regional celebrado en nuestro país rumbo a los Juegos Mundiales de Playa Qatar 2019. Y el Cañón sigue triunfando, ya que se convirtió en el jugador más valioso del premundial de la Concacaf.
Durante 2020, e incluso en plena pandemia por la COVID-19, apoyamos a las selecciones nacionales de fútbol playa con estímulos deportivos y canastas con productos de primera necesidad. Ellos se mantuvieron entrenando siempre, y no solo un par de meses antes de una competencia.
En septiembre de ese año, anunciamos que —por la gestión del Indes— cuatro elementos de la selección masculina (Élmer Robles, Exon Perdomo, Rubén Batres y Héber Ramos) viajarían a Portugal para jugar con el Vila Flor, un equipo de la segunda división del fútbol playa de ese país, en la búsqueda del ascenso a la primera categoría.
Y en noviembre de 2020, junto con la ministra de Vivienda, Michelle Sol, entregamos una ayuda al mismo Exon Perdomo para la construcción de una vivienda digna para su familia, en la Isla San Sebastián, en San Dionisio, Usulután; luego de los daños sufridos por las depresiones tropicales que azotaron a nuestro país.
Para 2021, hemos mantenido al día el estímulo deportivo para los seleccionados nacionales de fútbol playa y el cuerpo técnico, para que así solo se preocuparan de sus entrenamientos y su preparación de cara a cualquier competición internacional, incluyendo el recientemente celebrado premundial de la Concacaf.
Y hace poco menos de un mes, el 8 de mayo para ser más específicos, inauguramos la Liga de Fútbol Playa con la participación de 12 equipos masculinos y ocho femeninos, con la intención de darle más fuerza a esta modalidad. El mismo entrenador de la selección, Rudis Gallo, ha reconocido que esta liga está llena de talentos que pueden servirle, más adelante, en la Azul playera.
El mismo Frank Velásquez, en declaraciones a «Diario El Salvador», dijo: «La organización es muy buena en esta liga. Hay que agradecerle al Indes, CEL y al Gobierno, porque este tipo de cosas motivan y le da la oportunidad a muchos jóvenes. Acá hay un talento de sobra que ya van a ver. Esto va a fortalecer a la selección, también. Yo he jugado torneos en Italia y Brasil y a esta liga se le ve una organización de buen nivel».
Y recién al volver al país con el boleto a Rusia y con el título de la Concacaf en las maletas, los muchachos fueron recibidos por el presidente de la república, Nayib Bukele, quien les entregó, en nombre del Gobierno de El Salvador, un estímulo económico de $133,000 ($7,000 para cada jugador y para cada integrante del cuerpo técnico de esta selección).
Quisiera cerrar esta columna con un mensaje para el secretario de la Federación Salvadoreña de Fútbol, Luis Pérez Guerrero, a quien le recuerdo que esto no se trata de pagar el bus, el salario de los preparadores o la comida de los jugadores. Se trata de conocer a los muchachos, resolver sus necesidades, tener empatía con ellos y sus familias, entre otras cosas.
Una vez más se confirma que se necesitan cambios drásticos en el fútbol y eso lo incluye a usted, señor Pérez Guerrero. Yo me quedo con la alegría y la sonrisa de cada uno de nuestros guerreros de playa. Yo no me subo en los triunfos de los atletas. Yo los acompaño y celebro con ellos. Mi felicidad es verlos triunfar y saber que el deber fue cumplido.
Gracias a Dios, hoy todos disfrutamos. ¿Y usted, don Luis? Lo dudo.