El Salvador está siendo modelo en el manejo de la pandemia por la COVID-19, lo cual es verdaderamente importante tomando en cuenta la situación en la región centroamericana. Nuestros vecinos inmediatos, Guatemala y Honduras, están sufriendo enormemente en estos momentos. Jilotepeque, un municipio guatemalteco, está bajo cierre total, con un cerco sanitario que limita drásticamente las salidas de sus ciudadanos para temas exclusivamente vitales.
El resto de Guatemala no está en las mejores condiciones. Los hospitales tienen saturaciones de más del 100 % de su capacidad debido al aumento de casos de la COVID-19, pero con el agravante de un recorte presupuestario, lo que aumenta la escasez de medicamentos e insumos para atender a pacientes con el coronavirus. La vacunación en Guatemala se ha estancado, lastrada por la tardía aprobación de una ley para eximir de responsabilidades a las farmacéuticas (un requisito impuesto debido a la velocidad con que se han hecho los ensayos clínicos para encontrar la vacuna), además de problemas de suministros con Rusia para la adquisición de la Sputnik V.
En Honduras, la situación también es caótica. En los primeros seis días de julio los contagios sumaron 7,200, en tanto los ingresos en las unidades de cuidados intensivos se han multiplicado, al punto que ya no queda ninguna cama disponible. Los hospitales operan arriba de su capacidad, con el personal médico y de enfermería sumamente agotado. La capacidad hospitalaria no pudo ser ampliada debido a la decisión de comprar hospitales de campaña que resultaron ser un engaño, pues eran usados y de muy baja calidad, al punto que los responsables fueron detenidos y acusados de fraude.
Honduras también ha tenido una deficiente vacunación, con poco acceso al medicamento, lo que ha impedido inmunizar a grandes cantidades de la población. Solo ha recibido donativos de vacunas, incluyendo los que el Gobierno de Nayib Bukele envió a varios municipios.
A El Salvador ya llegaron 18 lotes de vacunas, los cuales representan 6.8 millones de dosis, que han sido resguardadas correctamente, bajo todos los estándares internacionales, en el Centro Nacional de Biológicos (Cenabi), con capacidad para albergar 16 millones de vacunas (10 millones en temperatura baja normal y 6 millones en ultrabaja temperatura).
El Gobierno del presidente Bukele ha lanzado un ambicioso plan de vacunación que avanza viento en popa, con más de 3 millones de vacunas aplicadas y la atención en estos momentos a los ciudadanos mayores de 25 años. Se administran vacunas de cuatro farmacéuticas y se dispone de una amplia red de lugares a donde ir a recibirlas.
Después de ver todo esto, ¿quién puede creerle a un pequeño grupo que insiste en decir que no se ha hecho un buen manejo de la pandemia cuando el país es un verdadero oasis de esperanza en la región?