Las personas le dicen relleno a la obturación o la reconstrucción de un diente con caries o fracturado, porque efectivamente se «tapa un agujero» con un material biocompatible de color muy parecido al diente.
La obturación es un procedimiento más complejo, ya que se hace en un órgano vivo, es decir que tiene venas, arterias, nervios y fibras que puede reaccionar con dolor, quemarse, inflamarse o morir.
Ahora las obturaciones se hacen con muchos materiales; sin embargo, lo mejor sería no necesitar ninguna reparación en los dientes, solo dar un mantenimiento preventivo para nunca tener cavidades que rellenar.
Cada año se deben revisar las obturaciones en los dientes y las muelas. Entre la superficie de contacto de la pieza y el material que el odontólogo coloca queda un espacio muy delgado que podría tener filtración, y con el tiempo podría formar una grieta considerablemente grande; entre la obturación y el diente podrían filtrarse bacterias y restos de comida que se descomponen e iniciar un problema complicado de restaurar conservadoramente.
No todos los pacientes al final de la consulta odontológica preguntan cada cuánto se debe dar mantenimiento a las obturaciones, pero, como ya lo he mencionado en otras ocasiones, al menos cada año se deberían evaluar los márgenes para descartar filtraciones o microfracturas, que únicamente son detectadas con el espejo de aumento odontológico.
Los materiales del color del diente se pigmentan si consumimos bebidas con colorantes, como el vino o el café, estos hacen que se forme una película de pigmento sobre el material blanco que lo vuelve más oscuro, tiñéndolo de amarillo o café. Algunas obturaciones requerirán cambio total porque se fracturan, se desalojan o desarrollan caries por debajo debido a las microfiltraciones.
A veces no es necesario cambiar toda la restauración, sino que solo alisar el borde y colocar un sellador en el margen. Si la obturación está alta, el paciente sentirá una molestia al masticar, lo que significa un contacto prematuro que a la larga podría incluso aflojar la pieza. Así que, en el momento en que el odontólogo le pregunte si siente alta la obturación, cuando finalice el procedimiento, haga movimientos de abrir y cerrar, y deslizamientos hacia los lados para verificar que la obturación no tenga interferencias al masticar, hablar o tragar.
Una obturación no es un simple agujero tapado, es un procedimiento quirúrgico en un órgano dentario que requiere destreza manual, ingeniería de materiales y la mano artística de un odontólogo que le dé un toque de naturalidad para que se vea y funcione lo más parecido a un diente natural.
Recuerde que los dientes los forma Dios en el vientre de nuestra madre, y el odontólogo únicamente puede tratar de imitar esa maravillosa obra, así que cuidemos las 32 joyas que Dios nos ha colocado en la boca y que nos permiten hablar, comer y sonreír.