Apenas el 16.02 % de las actas que se producirán el domingo 28 de febrero con los resultados de las elecciones de concejos municipales y diputados de la Asamblea Legislativa y del Parlacen fue procesado durante el último simulacro organizado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE). A pesar de que solo se tomó en cuenta el 18.87 % de las juntas receptoras de votos (JRV), menos del 85 % de las actas producidas por esa muestra de JRV fue transmitido. Sin embargo, el TSE calificó el «ejercicio» como un «éxito».
El 28F surgirán 25,353 actas de las 8,451 JRV. En el simulacro pasado solo pasaron la prueba 4,063 de esos documentos. ¿Cómo se puede considerar que el simulacro haya sido un éxito si las 4,063 actas son apenas el 16 % del total? Es llamativo que hayan sido los representantes de ARENA y del FMLN los primeros en salir a validar el simulacro con declaraciones en sus órganos de propaganda.
Es un hecho que el sistema electoral salvadoreño está basado en la desconfianza y por eso se construyó alrededor de delegados de los partidos políticos, para que vigilen que sus colegas no hagan trampa. En esta elección se da la particularidad de que el principal actor del proceso, Nuevas Ideas, no está orgánicamente representado en el TSE debido a las maniobras de ARENA-FMLN para impedir su inscripción en las elecciones presidenciales de 2019.
Por eso mismo, la labor de la misión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) servirá como muro de contención ante los planes de manipular el proceso. No se trata de que vayan a rellenar urnas, como ocurría a mediados del siglo pasado, sino de la utilización de argucias legales y maniobras asolapadas para anular o impugnar votos válidos. Las elecciones no se ganan únicamente en las urnas. También tienen un papel primordial la vigilancia del proceso y la transparencia del manejo de los resultados, además del uso de fuentes confiables para transmitir los datos.
Un voto masivo a favor de la transformación de la política salvadoreña debe ir acompañado de la vigilancia ciudadana y de la observación electoral internacional. En la medida en que las instituciones actúen correctamente y amparadas en la ley, se desmontará cualquier estrategia para conservar el actual estado de las cosas, que solo ha servido para beneficiar a una pequeña élite política.
Sean bienvenidos los integrantes de la misión de observadores electorales de la OEA y del resto de organismos independientes.