Miembros de la Mara Salvatrucha (MS-13) obligaron al personal administrativo del Instituto Nacional Penitenciario (INP) de Támara, Honduras, a que se retirara, y a los policías que se colocaran afuera del recinto y se desplegaran en los dormitorios, según una publicación del periódico El Heraldo.
Támara fue una de las cuatro cárceles donde se registraron enfrentamientos entre pandillas el sábado. Las autoridades reportaron un muerto y al menos 12 heridos en los tiroteos en los centros penales, por lo que el Gobierno anunció una intervención para poner «orden en las cárceles».
Personal administrativo ingresó el lunes al centro de privación de libertad entre las 8 y 8:30 de la mañana y media hora después fueron expulsados de sus oficinas. Fueron formados por el jefe de recursos humanos, el subcomisario Ordóñez Lagos, por orden de los pandilleros, quienes los amenazaron con provocar una masacre si no atendían las indicaciones.
De acuerdo con una fuente consultada por el medio, los delincuentes tomaron el control de toda la prisión por varias horas, incluso de la bodega de armas.
«Si no se recupera rápidamente esta cárcel, los miembros de estos grupos criminales podrían apoderarse de una enorme cantidad de armas e iniciar enfrentamientos con el otro grupo rival, también podrían darse fugas masivas y nadie podría detenerlos porque la Policía se retiró hasta de los torreones donde vigilaban sin armas», contó la fuente.
La representante de la MS, Delma Ordóñez, manifestó que los pandilleros solicitan una redistribución y que los miembros de otros grupos sean trasladados a otras prisiones.
«Que la pandilla 18 esté en un centro penal, que la pandilla MS esté en otra y que la intervención que se está anunciando no sea una represalia», sostuvo.