Salir sin temor al supermercado, comprar su propia vivienda, visitar a sus familiares en otros estados o, incluso, viajar a sus países de origen se vuelve de pronto un sueño más cercano para los esposos Beltrán, un salvadoreño y una mexicana refugiados en la «ciudad santuario» de Somerville, en el estado de Massachusetts, Estados Unidos. Llevan más de 10 años viviendo con cautela, y ahora esperan un mejor futuro y dejar la vida entre las sombras con la reforma migratoria propuesta por el gobierno de Joe Biden.
Biden representa un alivio para los inmigrantes, después de cuatro años de vivir con temor a ser deportados bajo las órdenes del expresidente Donald Trump, cuando todo parecía ser un «fracaso» para la comunidad, según José Beltrán, originario del municipio Nueva Concepción, en Chalatenango.
La orden del presidente demócrata de suspender las deportaciones, aunque solo se aplicó una semana por el bloqueo del juez federal de Texas, Drew Tipton, fue una buena iniciativa para la pareja de inmigrantes indocumentados y una señal de esperanza.
«Nunca hemos tenido problemas con las autoridades. Uno cuida su récord. Pero con estas medidas saliéramos más seguros porque habría una ley que nos protege. Lástima que solo fue una semana. Esperamos la reforma migratoria»,
dijo José Beltrán a «Diario El Salvador».

El temor a las pandillas obligó al connacional a forjar su camino en el exterior hace 18 años. Recuerda que la travesía hasta Estados Unidos fue muy complicada y al llegar al nuevo territorio le fue difícil incorporarse al ámbito laboral. Su primer destino fue en la ciudad de Malden, siempre en Massachusetts. Pero al conocer las «ciudades santuario», que limitan su cooperación con las leyes federales de inmigración y protege a los inmigrantes indocumentados, decidió mudarse.
En Somerville encontró trabajo en un restaurante italiano, donde comenzó lavando platos y con los años se convirtió en chef. La ciudad transformó su vida. «Fue algo maravilloso [encontrar trabajo] porque no es fácil cuando estás sin documentos. Muchas veces uno piensa que es solo venir y ya. No. Hay que tener cuidado hasta para aplicar al trabajo», manifestó vía telefónica el salvadoreño.
A pesar de que llegó en 2003 a Estados Unidos, nunca optó por otros programas para regularizar su estatus, ya que aseguró que no hubo alguien que lo asesorara. Sin embargo, al tener sus familiares en El Salvador una amenaza por parte de pandillas, decidió solicitar asilo político.
Su proceso fue abierto, pero el expresidente Trump había retirado el temor a pandillas de las causales para obtener el cobijo migratorio. No obstante, el presidente Biden ha dicho que revisará esa decisión y podría dar marcha atrás.
La presentación de la reforma migratoria al Congreso también alimenta su ilusión aún más de que les espera un futuro mejor con la propuesta de ruta a la ciudadanía para 11 millones de indocumentados.
Para Mercedes de Beltrán, sería un milagro encontrarse nuevamente con sus dos hijas en México. «Con Biden como presidente podemos respirar en paz porque no lleva meses y ha presentado algo bueno. Los cambios ya se están viendo», expresó.
La juramentación de Alejandro Mayorkas como secretario de Seguridad Nacional también da confianza a los esposos, pues consideran que el funcionario conoce las preocupaciones de la comunidad. Sobre emigrar en caravanas, Beltrán aconsejó no arriesgarse de esa manera, pues a su criterio los trabajos en Estados Unidos han disminuido y el camino hasta la frontera es muy peligroso.
Un escudo ante Trump
Los Ángeles, Nueva York y Chicago son algunas ciudades que protegen a los inmigrantes indocumentados y que se enfrentaron al expresidente Donald Trump por negarse a colaborar con las autoridades de inmigración.