ARENA jamás superó la pérdida del poder y nunca asumió un rol responsable como oposición. Por esa razón, desde hace varios años, las asociaciones de empresarios asumieron el rol de partido de oposición. Esta desnaturalización de lo que debería ser una gremial empresarial ha llegado al extremo de que presenta más propuestas políticas que los mismos partidos en la Asamblea Legislativa. De hecho, desde la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) y desde los autodenominados «tanques de pensamiento» se dictan las políticas y las agendas que cumplen los institutos políticos en la vieja Asamblea. De este modo, se ha visto como las directrices emanadas de Fusades terminan por convertirse en proyectos de ley.
Hace unos años, esa práctica era privativa de ARENA, pero luego se usó indistintamente al partido tricolor, al FMLN o al jefe de la alianza parlamentaria, que era Rodolfo Párker. Con Javier Simán en la presidencia de la ANEP hubo un endurecimiento de las posturas en contra del Gobierno, motivadas por la aspiración truncada de Simán de ser candidato presidencial, pues fracasó en unas primarias frente a Carlos Calleja. De ahí viene una de las últimas divisiones en ARENA, con diputados incluso apoyando a la nueva facción y que, por ello, fueron relegados de las decisiones del grupo parlamentario.
Otros dirigentes y exdiputados de ARENA formaron un nuevo partido político, Nuestro Tiempo (NT), que compitió también en las elecciones y que logró conseguir un solo diputado, Johnny Wright Sol, precisamente el promotor del cisma. Leonor Selva, excandidata a diputada por NT, es ahora la directora ejecutiva de la ANEP, un cargo que tradicionalmente ha sido ocupado por miembros de ARENA, como Óscar Santamaría, canciller durante el Gobierno de Alfredo Cristiani, asesor de la bancada parlamentaria y exmiembro del Coena; Luis Mario Rodríguez, exprecandidato a la presidencia y quien luego se integró al equipo de planta de Fusades, y Raúl Melara, exasesor de Calleja y actual fiscal general de la república.
Simán amplía su grupo político en los altos cargos de la ANEP y, de manera simultánea, revela la coincidencia de propósitos con Nuestro Tiempo, cuyos candidatos se habían presentado ante el electorado como independientes, cuando en realidad forman parte de una agenda muy particular.
La ANEP se refuerza no con apoyo para pequeños y medianos empresarios, sino con cuadros políticos para mantener la postura de ataque en contra del Gobierno.