Una vez conocidos los resultados sobre la democrática victoria de Nuevas Ideas en las alcaldías, la basura comenzó a acumularse en varios municipios, los salarios dejaron de pagarse (algunos ya con varios meses de atraso), las cuotas descontadas en planillas dejaron de remesarse, los servicios de energía y agua fueron cortados por impago de facturas, los reclamos por bonos y sueldo escalaron a protestas, bloqueos y cierres de oficinas municipales.
La causa del desfinanciamiento, según los alcaldes perdedores del 28F, es la falta de Fodes, reconociendo de forma intrínseca que dicho recurso lo ocupaban prácticamente para todos los gastos, rutinarios y extraordinarios, en el día a día de la alcaldía, para decenas de nuevas plazas, y no como la ley manda. De hecho, los diputados la reformaron en varias ocasiones para complacer la demanda financiera insaciable de sus amigos en las sillas edilicias, bajo el argumento de que se necesitaba ejecutar más obras, pues la población iba en aumento.
Los porcentajes del Fodes cuyo destino era el pago de trabajadores, subieron indistintamente si estos eran de proyectos sociales o no. A modo de venganza política, los que van de salida le envían a sus gobernados el último mensaje: me las pagarán por no darme el voto. Y no es invento. Testimonios recogidos por este periódico en el interior del país lo avalan; incluso, en colonias específicas de municipios en los que sí hubo reelección el camión recolector de desechos sólidos dejó de pasar solo porque el alcalde supo que en esa zona no hubo votos para su rostro o bandera.
Los proyectos de calles y la introducción de servicios básicos se paralizaron; y ha sido el Gobierno y, en ciertos casos, los funcionarios electos con líderes comunitarios y religiosos los que retomaron o iniciaron estas obras. Por ejemplo, en Usulután, grupos de ciudadanos hicieron sus propios planes; se organizaron para ayudar a los que no reciben salario por el mal manejo que se ha hecho de los recursos públicos; o buscaron cómo recolectar la basura que se acumulaba en aceras y calles para evitar la propagación de vectores, pagando de sus bolsillos o con colectas pick-ups para transportar la basura que los residentes han tenido en sus viviendas.
En Pasaquina, dejaron de trabajar en la alcaldía porque fue suspendido el servicio de energía eléctrica, ni partidas de nacimiento pudieron sacar algunos habitantes que llegaron de caseríos lejanos, pues el servicio era tan lento que se destinaba mucho tiempo en esperar una solución. La planta eléctrica de emergencia se apagaba cada hora para no sobrecargarla. El enfoque de otros medios que reportaron sobre lo ocurrido en esta municipalidad fue obvio: el culpable de que una madre no pudiera asentar a su recién nacido es el Gobierno, porque no dio el Fodes.
Lo cierto es que el dinero nunca les alcanzó, aún cuando incrementaran las tasas. Y esto ocurrió por décadas, cuando el Ejecutivo y el Estado, en general, era espoliado por ARENA y el FMLN. Lo confirman los cientos de plazas fantasmas encontradas en la Asamblea Legislativa, que será reestructurada según lo ha anunciado la bancada cian, que trabajará en sintonía con el Ejecutivo para desentrampar el desarrollo que requiere El Salvador. Ahora que el Gobierno de Nuevas Ideas ha adelantado su plan de reformas al Fodes, que incluye una instancia ejecutiva de obras municipales, los restos discursivos de los partidos tradicionales arman ataque, pero, como en otras temáticas, se quedan sin argumentos válidos ante la población que, una vez más, se dio cuenta de que siempre le ha tocado pagar las facturas de las pésimas administraciones que llegaron a su fin durante décadas. El 1.º de mayo próximo iniciará una nueva cuenta.