Las pandillas en El Salvador han recibido durante las últimas tres semanas una respuesta categórica y contundente de parte del Gabinete de Seguridad Ampliado ante las instrucciones y el liderazgo del presidente de la república, Nayib Bukele. Como sociedad estábamos hartos de tanta cachetada de payasos de parte de los expresidentes de la república, desde el expresidente Alfredo Cristiani hasta el expresidente Sánchez Cerén. Los primeros que se reían y se burlaban de los expresidentes, sus gabinetes de Seguridad, exdiputados y dirigentes de partidos políticos que gobernaron el país eran los mismos pandilleros, sus familias y sus colaboradores.
En esta oportunidad, 21 días han sido una muestra para ejecutar incursiones y capturarlos, que sobrepasan 14,000 detenciones, con más de 5,100 presentados ante los juzgados y a quienes se les ha decretado instrucción formal con detención provisional. Entre los capturados hay cabecillas de estructuras, palabreros, segunda palabra, «homeboys», soldados, postes, gatilleros, sicarios, tontos útiles, oportunistas, colaboradores, testaferros. A las capturas se debe agregar que la Policía Nacional Civil y la Fuerza Armada han incautado miles de dólares en efectivo producto de las actividades criminales como la extorsión, drogas, armas de fuego, cámaras de videovigilancia y accesorios tecnológicos, además de los vehículos que están entre los principales bienes incautados.
El régimen de excepción ha generado los resultados esperados por la población, sobrepasó las expectativas y ha permitido que las incursiones de la PNC y la FAES en diferentes municipios a escala nacional sean efectivas. Atrás quedaron las dudas de si la FGR y la PNC podrían tener la capacidad de presentar los casos en sedes judiciales con sustento y con evidencias, lo cual ha demostrado una vez más el alto profesionalismo de la PNC y la FGR con todo el talento humano especializado. Pero debo reconocer el esfuerzo de los tribunales especializados de la Corte Suprema de Justicia que han respondido y han estado abiertos, de turno, todos sin excepciones para atender los requerimientos y resolver.
La Dirección General de Centros Penales ha hecho su parte, y es lamentable que no se reconozca la alta capacidad técnica instalada para desarrollar todas las audiencias virtuales sin inconvenientes, somos líderes en Latinoamérica en este tipo de procedimientos con altas cantidades de imputados y con tecnología de punta.
Hay un trabajo en equipo que reconocer para todas las instituciones del Gabinete de Seguridad Ampliado.
La Asamblea Legislativa por medio de los diputados cumplió al aprobar el régimen de excepción y las reformas a los códigos Penal y Procesal Penal.
Por los resultados medibles y la evidencia, el régimen de excepción ha generado resultados importantes que le han permitido al Gabinete de Seguridad Ampliado avanzar en el combate y la represión de las pandillas, esta vez no se pudieron escapar en 72 horas y regresar a burlarse de los residentes en comunidades, barrios, cantones y caseríos, como de los policías y militares al quedar en libertad porque siempre los defensores encontraban la salida jurídica o los vacíos en nuestro Código Penal y en el Código Procesal Penal, peor aún, instrucciones para que estas capturas solo fueran parte de una estrategia publicitaria de los gobiernos anteriores.
Es mi opinión y respetuosa recomendación que el Gabinete de Seguridad Ampliado requiere de una extensión por el número de capturas, que al finalizar el mes podrían oscilar entre 16,000 y 17,000 para continuar con las victorias en las audiencias iniciales. De igual manera, hasta este momento los requerimientos fiscales en sede judicial están por alcanzar el 50 % del total de capturados, pero siguen llegando a los penales. Es toda una logística de detención, procesamiento y presentación de los requerimientos en sedes judiciales especializadas.
El régimen de excepción es una imperiosa necesidad en la actualidad para el combate frontal y coordinado del Gabinete de Seguridad Ampliado contra las pandillas, es una necesidad excepcional para enfrentarlas estratégicamente como no se había desarrollado en el presente siglo, y sobre todo para defender a la población honrada que ha sido víctimas de estas estructuras.
¿Cuántas veces debería prorrogarse el régimen de excepción? Mi respuesta: las veces que sea necesario en beneficio de los ciudadanos.