El presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, disolvió el Parlamento y confirmó la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas el 10 de marzo, tras la dimisión en noviembre del primer ministro, el socialista Antonio Costa, según un decreto publicado ayer.
El país está sumido en una crisis política desde inicios de noviembre, tras una serie de arrestos y allanamientos que desencadenaron en la imputación del jefe de Gabinete de Costa y de su ministro de Infraestructuras en un caso de tráfico de influencias.
La fiscalía indicó entonces que el jefe de Gobierno, al frente del país desde 2015, sería objeto de una investigación separada. Costa anunció inmediatamente su dimisión y declaró que no aspiraría a otro mandato.
Según la prensa local, podría estar involucrado en un caso de prevaricación, una infracción cometida por un funcionario electo que interviene en el marco de sus funciones para beneficiar o perjudicar a alguien.
El medio «Observador», que no citó su fuente, señaló que el jefe del gobierno socialista habría participado en la elaboración de una ley de ordenación territorial que benefició a una empresa que quería construir un megacentro de datos cerca del puerto de Sines (sudoeste).
El Partido Socialista, que encabeza los sondeos, aunque no obtendría mayoría absoluta según las últimas encuestas, nombró en diciembre a Pedro Nuno Santos como nuevo secretario general.
«Nos corresponde la enorme responsabilidad de escribir un nuevo capítulo en el libro de los gobiernos del Partido Socialista Portugués y del desarrollo del país», declaró el nuevo líder de la izquierda portuguesa, de 46 años, en su discurso de clausura del congreso, que reunió a los militantes de su partido en Lisboa, la semana pasada.