Agencias internacionales de noticias publicaron esta semana que el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, busca imitar las políticas de seguridad pública implementadas por el mandatario de El Salvador, Nayib Bukele.
Uno de estos medios es La Voz de América (VOA), emisora financiada por el gobierno de Estados Unidos (EE. UU.), que señala que «las ideas de Chaves incluyen aumentar las penas de cárcel para menores de edad hasta el máximo de 50 años, infracción que actualmente solo se aplica contra los adultos. Además, contempla permitir las extradiciones de nacionales y ampliar el uso de la detención preventiva, facilitando la detención de sospechosos con pruebas limitadas».
Estas acciones son en respuesta del Gobierno de Chaves a los altos índices de homicidios que afectan a ese país centroamericano, a causa del accionar de las pandillas y el crimen organizado. «En un esfuerzo por reducir una tasa de homicidios que se ha disparado en un 40 % sólo en el último año, el presidente costarricense Rodrigo Chaves ha impulsado una nueva y dura legislación para combatir el crimen, calificando a El Salvador como un punto de “referencia”», publicó la VOA.
Por otra parte, Reuters señaló en un artículo, compartido en X por el presidente Bukele, que «Costa Rica, sinónimo de turismo ambiental relajado durante mucho tiempo, ahora está luchando con un aumento de la violencia tan sorprendente que su gobierno está tomando prestada la página del vecino El Salvador, que tomó medidas draconianas para abordar sus propios problemas de criminalidad».
La nación tica no la única que quiere imitar las políticas de seguridad del presidente Nayib Bukele, ya que los Gobiernos de Honduras y Ecuador también pusieron en marcha estados de excepción para combatir la delincuencia común y organizada.
Además, alcaldes, diputados, exministros de seguridad y congresistas de toda la región han aplaudido la transformación histórica de la seguridad lograda en El Salvador, que cerró el año pasado con una tasa de homicidios de 2.4 por 100,000 habitantes, la más baja en Latinoamérica.