El astronauta de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, en inglés) Frank Rubio cumple día un año en la Estación Espacial Internacional (EEI). Durante su prolongada estadía, el experto de ascendencia salvadoreña, junto con sus compañeros de tripulación de la expedición 69, ha llevado a cabo investigaciones científicas y demostraciones de tecnología.
Los estudios están relacionados con la agricultura, la adaptación en el espacio para futuras misiones y avances en la fabricación de órganos humanos completos y funcionales para trasplantes.
Dentro del laboratorio orbital de biología, Rubio activó el «hardware» para investigar cómo la microgravedad afecta las interacciones y los procesos genéticos en la bacteria «Bacillus subtilis». De acuerdo con la NASA, descubrir este mecanismo permitirá tener un mejor conocimiento de la adaptación de las bacterias a los vuelos espaciales para ayudar a proteger la salud y la seguridad de los astronautas en las misiones.
Rubio también trabajó en el sistema de prueba en órbita de raíces expuestas, conocido como Xroots. Esta investigación utiliza técnicas hidropónicas (a base de agua) y aeropónicas (a base de aire) en lugar de suelo u otros medios de cultivo tradicionales para completar el ciclo de vida de las plantas de tomate. Los resultados contribuirán a identificar formas de cultivar productos agrícolas a mayor escala en las misiones.
El astronauta también reemplazó componentes dentro de la Instalación de Biofabricación (BFF, por sus siglas en inglés), una plataforma que respalda investigaciones como BFF-Meniscus-2, la cual evalúa las propiedades mecánicas de un menisco y el tejido del cartílago de la rodilla impreso en 3D con células y tintas biológicas. Llevar a cabo indagaciones en este campo impulsará avances en la fabricación en el espacio de órganos humanos completos y funcionales para trasplantes.
En cuanto a pruebas físicas, Rubio participó en Zero T2, un proyecto que examina cómo afecta la salud de la tripulación la falta de ejercicio.