Con una transición de gobierno para el próximo 20 de enero, el salvadoreño Óscar Orellana, de 32 años, quien labora como assistant manager en la fábrica de yates Boston BoatWorks, LLC, en Massachusetts, Estados Unidos, espera legalizar su situación en ese país.
Buscando el sueño americano decidió abandonar a sus padres en el caserío El Paterno, municipio de Nueva Concepción, Chalatenango, a los 17 años, laboró en una lavandería y en un restaurante, pero en 2007 decidió estudiar inglés y en 2016 ese propósito personal le abrió puertas para incorporarse a la compañía de yates.
Aunque viajó de manera irregular, la empresa en la que ahora labora le proporcionó un permiso de trabajo hace cuatro años. Aunque ha tenido dificultades, ahora se encuentra en el proceso para optar por la residencia y espera algún día visitar a sus padres en El Salvador.
Al consultarle sobre una oportunidad para inmigrantes con el gane del demócrata Joe Biden, el salvadoreño opinó que esa fue la promesa del próximo presidente y que espera que «eso sea cierto para beneficiarnos a nosotros, los latinos».
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Ahora que ya cumplió sus aspiraciones, espera retornar a su país natal para reencontrarse con sus padres y parientes en el municipio en el que nació y mantiene recuerdos de su infancia.
Orellana no es el único salvadoreño en Boston BoatWorks, pues hay otros 50 compatriotas que trabajan como equipo con al menos 100 personas más de Polonia, Vietnam, Rusia y Estados Unidos.
Su incorporación a ese rubro ocurrió a los 28 años por la recomendación de un amigo, y aunque no tenía experiencia, se esforzó por aprender cada técnica, medida y proceso de elaboración de yates.
La clave también fue saber inglés, porque sus relaciones con los clientes y jefes tiene que ser en ese idioma.
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Para trabajar desde cero un medio marítimo y de diversión como son los yates, Orellana comentó que se ejecutan en tres meses con la personalización de sus clientes.
El trabajo más reciente fue la ejecución de tres yates a un casino en Boston, con los que lograron ser más reconocidos como empresa que se establece en Estados Unidos.
Algunos detalles que se pueden cambiar para los clientes son las puertas, los colores y el diseño interior, pero en cuanto a funcionamiento, las técnicas a aplicar ya están establecidas.
Que los salvadoreños laboren en esta compañía representa una fuerza laboral e impulso de la economía estadounidense para Orellana.
Su esfuerzo por aprender inglés y la construcción de yates le permitieron sacar adelante a su esposa y tres hijos, e incluso comprar su propia vivienda en Massachusetts.
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Como propósito de 2021, Orellana espera especializarse con un técnico en esta área, pues, así como sacó el inglés, espera que al graduarse ascienda de puesto o tenga más oportunidades laborales.