La entrega oculta de dinero «adicional», que por mucho tiempo se conoció como sobresueldos, fue una práctica establecida desde la primera presidencia de ARENA y adoptada por los gobiernos del FMLN, con la que beneficiaron a sus funcionarios. El mismo Cristiani lo reconoció ante los diputados.
Los presidentes gozaban de la famosa partida secreta, que usaron a discreción en complicidad con sus secretarios privados y ministros de Hacienda, que no solo engordaron los bolsillos de encargados de las diferentes carteras de Estado, sino que también de personas ajenas a los gobiernos, según los recibos originales, documentación y testimonios en poder de la justicia.
Los corruptores de ARENA y el FMLN compartieron listados en los que figuraban magistrados de la Corte Suprema de Justicia, de la Corte de Cuentas y del Tribunal Supremo Electoral, así como jueces que hoy se califican de «independientes y honestos», periodistas que se autodenominan «éticos y transparentes», terceros que ocultaron su corrupción con el manto de «asesores y operadores», familiares, amigos, entre otros. Todos hicieron sus «business».
Todo este aparataje que tanto aplaudió la comunidad internacional también permitió que el Gobierno fuera usado como gerencia de los poderes económicos, que activaron a sus sirvientes legisladores para aprobar leyes que beneficiaran a sus empresas y dejaran en impunidad la millonaria evasión de impuestos. ¡Quién se atrevería a investigarlos si tenían compradas todas las instituciones! ¿Era eso un sistema demócrata, transparente y de libertades? Todo lo contrario.
Por cierto, la semana pasada leí una aberrante nota de un matutino en extinción que decía «Nueve entidades que no son independientes», según el «análisis» de una activista roja que forma parte de una ONG de igual color. ¿Por qué este periódico no se atreve a decir que todo el sistema que establecieron tricolores y comunistas fue nefasto, que los funcionarios de todas las entidades respondían a intereses privados, que la justicia solo se aplicaba al descalzo y que dio total impunidad a los corruptos? La respuesta es obvia, pues fue cómplice de todo el sistema al mejor postor.
Es obvio que, al perder el poder, la oposición y su maquinaria de activistas de ONG, religiosos, plumíferos, locutores e «influencers» se lanzan a espetar que «ahora no hay instituciones independientes», cuando es todo lo contrario: las institucionalidad recobró su razón de ser, al ser liberada del secuestro fáctico.
Al terminarse las «mentas», los mercaderes carniceros vociferan que «no hay libertad de prensa ni expresión» y toman acciones ridículas para «parecer perseguidos», cuando realmente son títeres de mafiosos huyendo de la verdad.
El telón que ocultó toda la perversidad —arropada hasta por sectores— fue despedazado por el mismo pueblo que le dio la victoria a Nayib Bukele y que lo mantendrá como su líder en 2024.
Los salvadoreños no solo agradecen que ahora sí existan instituciones en beneficio de la sociedad, sino que también aplauden que sean sometidos ante la justicia todos esos corruptos que hicieron y hacen negocios, sin importar quiénes sean ni el color que vistan, pues la corrupción debió y debe ser erradicada completamente para el bien de la nación que perdió 40 años ante el oscurantismo rojo-tricolor-verde-azul.
Seguramente, los malacates piensan que jamás saldrán a luz todas sus fechorías. La verdad siempre triunfa, y nada queda oculto, no hay crimen perfecto. Por eso muchos han huido del país o «se los han llevado» para ser protegidos por sistemas igual de corruptos. Los expedientes secretos siempre son desclasificados. Ha quedado demostrado.
Las piezas arqueológicas de la inmoralidad, así como cualquier nuevo asomo, deben ser destruidas en todas las instituciones del Estado. Nuestra sociedad debe correr hacia el desarrollo económico y social, ahora en un ambiente sin precedentes de seguridad y tranquilidad, gracias a todas las medidas acertadas que el presidente Bukele ha ejecutado desde junio de 2019.
Estamos a poco más de un año de entrar a un nuevo quinquenio, uno diferente, pues las bases de una verdadera democracia en libertad han sido colocadas con firmeza y están siendo protegidas con corazas de verdad en favor de todo un pueblo.
Nayib está comprometido con la construcción de un mejor país, y todos debemos estarlo.