Los mercados financieros internacionales se han recuperado con fuerza desde marzo de 2020, impulsados por el estímulo monetario y fiscal sin precedentes. El S&P 500, por ejemplo, subió un 50 % desde su mínimo en marzo hasta finales de agosto. Típicamente, septiembre es uno de los más débiles para inversionistas de renta variable. Este año no fue diferente. El mes de septiembre rompió el rally del mercado de cinco meses, y ahora, a pesar del rally poselectoral, el S&P 500 y Nasdaq se encuentran en el mismo nivel que hace dos meses.
Normalmente, los inversionistas que diversifican su portafolio entre acciones, bonos y materias primas logran minimizar la volatilidad. Pero esta vez, la correlación no fue negativa y varias clases de activos cayeron en tándem. El retorno total del tesoro americano fue negativo, y el precio del oro, por ejemplo, cayó más de 5 % en septiembre. Claro, un mes solo no cambia el paradigma de inversión, pero la semana pasada se observó un movimiento similar donde ningún activo «refugio» protegió ante la incertidumbre que viven los mercados.
Parece lógico que las clases de activos que han sido infladas por un estímulo monetario agresivo no puedan realmente proteger las carteras contra las pérdidas de la renta variable. En especial la renta fija, pues partiendo de tasas tan bajas, es difícil compensar futuras caídas en otros activos de riesgo, simplemente porque las tasas ya no pueden caer mucho más, ya que la efectividad de tasas (más) negativas es ampliamente cuestionando.
A veces, es difícil explicar los movimientos de las bolsas. Hay caídas o subidas sin mayores razones. Esta vez, sin embargo, encontramos algunas explicaciones bastante razonables, aparte de los factores estacionales. Primero, la elección presidencial en EE. UU., que está prácticamente resuelta, generó un período alto de incertidumbre, al no tener claridad si existía un ganador. Ahora, todo parece indicar que el candidato demócrata Joe Biden será el nuevo presidente de EE. UU., sin embargo, tendrá un gobierno dividido, pues los republicanos mantendrán la mayoría en el Senado. La principal consecuencia es que políticas de gran impacto como leyes antimonopolio al sector tecnológico o un aumento de impuestos será difícil que sean aprobadas, algo que los mercados celebran.
El segundo factor que explica el reciente comportamiento de los mercados es la evolución de la COVID-19. Los avances en el desarrollo de una vacuna han generado esperanzas, pero la segunda ola de casos en Europa y los anuncios de nuevas cuarentenas en Francia, Alemania y Reino Unido han empañado el sentimiento y podrían conducir a una mayor volatilidad en los próximos meses.
Es importante tener presente que la renta variable no es barata, y siempre puede haber un nuevo evento de «risk-off», que puede no tener ninguna relación con la temática descrita anteriormente. Y aunque la renta fija ofrece poca protección, sigue siendo importante para tener buena diversificación en el portafolio. Pero, tal vez, los inversionistas deberían ser más creativos y explorar nuevas fronteras de inversión, incluyendo diferentes monedas, la deuda privada, el capital privado, los bienes raíces, las materias primas como el oro y otros activos que no están tan correlacionadas con los valores tradicionales.
Solo una cartera verdaderamente diversificada a escala mundial que incluya muchas clases de activos diferentes, y no solo acciones y bonos, ayudará a digerir mejor la turbulencia. Y al igual que con los seguros médicos, es necesario incluir una buena cobertura mientras estemos relativamente «saludables».