El presidente Nayib Bukele reveló que las autoridades de Seguridad Pública han desmantelado 100 campamentos pandilleros en las últimas semanas y cada día localizan hasta cuatro. Esto evidencia, primero, que los criminales han sido forzados a esconderse para que no los envíen a prisión y, segundo, que esta táctica muestra la evolución de los grupos delincuenciales hacia prácticas guerrilleras.
En los campamentos desarticulados, las autoridades encontraron armas de fuego (pistolas y fusiles), municiones, dinero, drogas, alimentos y todo lo necesario para vivir. Se trata, entonces, de una compleja logística para volver funcional un emplazamiento de esta naturaleza. De ahí que se vuelve necesario el patrullaje permanente de policías y militares, las medidas especiales del régimen de excepción y el trabajo conjunto de las autoridades.
Estos campamentos son los reductos de los delincuentes ante la imposibilidad de operar en las zonas urbanas, controladas eficientemente con el Plan Control Territorial.
El pueblo salvadoreño reconoce y agradece esta tarea titánica que ejecutan policías y militares, pues ha recuperado la tranquilidad perdida durante las décadas de los gobiernos de ARENA y del FMLN.
Sin embargo, los pandilleros cuentan con aliados, incluso en este esfuerzo para convertirse en guerrilla. Organismos internacionales, varias ONG y la oposición les dan cobertura legal, mediática, política y financiera al montar campañas de desinformación contra los resultados en materia de seguridad pública.
Para un ciudadano es imposible entender cómo es que hay grupos políticos, ONG y analistas que defienden a pandilleros con el argumento de que la detención avalada por jueces, gracias a las medidas del régimen de excepción, son violatorias de los derechos humanos cuando son estos criminales los que han atentado históricamente contra los derechos humanos de comunidades enteras, empezando por el principal derecho: la vida.
Millares de salvadoreños han sido asesinados, ultrajados, robados y extorsionados por los pandilleros sin que grupos de oposición hicieran campañas para defender al pueblo, como la que financian actualmente, en la que los llevan a hoteles de cinco estrellas en el extranjero para hacer «lobby» contra el Gobierno.
Lo que el pueblo salvadoreño sí demanda es que continúe el esfuerzo de las autoridades de Seguridad Pública contra las pandillas y que se erradique para siempre este mal. Para esto, es necesario no bajar el ritmo y mantener las medidas de excepción hasta vencer a las organizaciones criminales.