Microsoft compró la desarrolladora de Activision Blizzard por la escandalosa cifra de $68,700 millones. Esto, con el fin de brindar a los videogamers un universo inmersivo donde puedan tener acceso a sus tan amadas franquicias como Call of Duty, World of Warcraft o Candy Crush en todas las plataformas posibles: consolas, BPCS, móviles o la nube. Lo que supone un duro golpe para Sony, su acérrimo rival en la industria de los videojuegos.
Recuerdo, allá por el 2000, ver inmerso a un amigo en el mundo de Warcraft desde su PC con Windows Millenium, un juego de estrategia que consistía en crear armadas virtuales para combatir con otros oponentes o contra la computadora. ¿Cómo imaginar lo que su empresa desarrolladora llegó a valer? Fue en 2001 cuando Microsoft, aprovechando su experiencia en videojuegos, y tras el fracaso de la dreamcast de Sega, entra a la palestra para competir con la PlayStation 2, de Sony, y el Gamecube, de Nintendo. La Xbox era técnicamente más potente que sus rivales; fue la primera consola que incluía un disco duro interno, conexión a ethernet y ya visionaba lo que hoy en día serían los juegos en línea, incursionando con Xbox Live.
Fueron muchas horas de diversión las que me dio esa lucecita verde en esas noches que me desvelaba jugando el Need for Speed Underground. La pandemia y los encierros por cuarentena han perjudicado rubros del entretenimiento, como el deporte y el cine. Contrario sucedió con la industria de los videojuegos. A pesar del retraso de algunos títulos, tuvo un crecimiento de 20 % con respecto a 2019, alcanzando la cifra de $174,900 millones en ventas a escala mundial.
«Los videojuegos son el entretenimiento más dinámico en todas las plataformas actualmente y jugarán un papel clave en el desarrollo de plataformas de metaverso», dijo Satya Nadella, CEO de Microsoft. Además, Phil Spencer, CEO de Microsoft Gaming, añade: «Jugadores de todo el mundo aman los juegos de Activision Blizzard. Juntos crearemos un futuro en el que las personas puedan jugar a los juegos que quieran, virtualmente donde quieran».
Así, como esta industria logró desarrollarse, llegando a ser una de las más rentables del mundo, no podemos desestimar que el «streaming» sustituirá la televisión de señal abierta y por cable, que las reuniones y convenciones serán virtuales o al menos híbridas, que las relaciones sexo-afectivas hoy tienen su primer contacto en las redes sociales.
Mientras ciertos retrógrados quieren seguir debatiendo si la guerra en El Salvador fue justa o no, tenemos un presidente que apuesta por el bitcóin, que será el futuro de las transacciones comerciales a nivel global. Dejemos a los poetas tratando de salvaguardar lo que llaman memoria histórica y unámonos en una visión de país, un nuevo El Salvador, más progresista y tecnológico.