La reelección presidencial es la posibilidad electoral de que un ciudadano que sea o haya sido presidente pueda volver a serlo, ya sea de manera alternada o consecutiva. Esta última es algo que escuece a unos cuantos en el país, bajo el lema de que restringirla fortalece la democracia y evita la búsqueda de la perpetuación en el poder. En El Salvador la reelección siempre ha sido permitida, con la condición de que no sea consecutiva y solo haya un período adicional. Mientras que, en Uruguay, que es una de las democracias mejor constituidas en la región, se permite la reelección de esta manera con la diferencia de que no tiene un límite de períodos.
Hay países como Argentina que, de acuerdo con una reforma aprobada en 1994, establece un mandato de cuatro años con la posibilidad de la reelección inmediata por cuatro años más; Brasil, en donde el presidente puede ser reelecto solo una vez después de transcurrido cuando menos un período constitucional, y Ecuador, donde se dictamina que el presidente de la república permanecerá cuatro años en funciones y podrá ser reelecto solo una vez.
Solo Colombia, Guatemala, Honduras, México y Paraguay no permiten la reelección. Chile, Costa Rica, El Salvador, Panamá y Uruguay la han permitido con alternancia. Y Argentina, Brasil, Ecuador, la República Dominicana, Bolivia, Nicaragua y Venezuela la permiten consecutiva.
En Europa, la mayoría de los países no contempla ninguna restricción sobre la duración de los mandatos presidenciales. Podemos citar el caso de Angela Merkel, doctora en física cuántica y quien lideró Alemania durante 16 años, en los que abrió la economía de su país al mundo, permitió la entrada de inmigrantes y consolidó a Alemania ante la Unión Europea. Su legado fue tal que el pueblo le dedicó seis minutos de aplausos desde los balcones para despedirla. A esta lista podemos sumar a Francia y Portugal, que permiten dos períodos consecutivos de cinco años, al igual que Rumanía y Turquía.
Paradójicamente, Estados Unidos, que condenó el fallo del 3 de septiembre de la Sala de lo Constitucional salvadoreña, es un país que ha permitido la reelección presidencial desde que se constituyó, en 1776. De hecho, en 1940, Franklin D. Roosevelt ganó su tercera elección de manera consecutiva, por lo que se hizo una enmienda que puso un límite oficial de dos mandatos presidenciales. El caso más reciente es el de Barack Obama, quien se convirtió en el primer afroamericano en llegar a la presidencia al ganar las elecciones de 2008, y fue reelecto en 2012. Además de ser el ganador del Premio Nobel en 2009, gozó de un alto grado de aprobación.
Por último, muchos de los que se oponen a la reforma que permite la reelección presidencial consecutiva en nuestro país son quienes han apoyado a personajes que, bajo la bandera del socialismo del siglo XXI, han pretendido perpetuarse en el poder. El castrismo en Cuba (que aún se mantiene), el bolivarianismo de Hugo Chávez y luego de Nicolás Maduro, en Venezuela, y Rafael Correa en Ecuador.