Me impresionó ver correr al «Loco» Milton Flores, fotoperiodista de «La Prensa Gráfica», detrás de los microbuses y buses para que los motoristas y pasajeros depositaran su colaboración en la alcancía.
Igual lo hizo Álex Pineda, presentador de Tele Dos, en aquel entonces, hoy de 4 Visión; Isis Gallardo, cantante de Cocodrilos (q. e. p. d.); Víctor Peña o Iván Escobar, con la gente del Vespertino «Co Latino». Esta exitosa actividad fue idea de Karla Quijano.
También ese mismo día periodistas de «La Prensa Gráfica» se organizaron para un «car wash», durante el tiempo que estuve internado en cuidados intensivos e intermedios del Hospital Médico Quirúrgico. También se celebró un partido de fútbol femenino, se pasó una película, se hizo una subasta de pinturas y un concierto con algunos grupos nacionales, como Frigüey.
En Estados Unidos, se jugaron un par de partidos benéficos. También, gracias a la gestión de Gloria Silvia Orellana, el Fondo Social para la Vivienda terminó condonándome el pago de mi casa.
La solidaridad también jugó en una cancha de arena. El 8 de septiembre de 2012, el entrenador Rudis Gallo y sus guerreros de playa me brindaron su talento mundialista y abrazaron mi causa. La humildad firme que poseen los llevó a tomar las alcancías y recorrer las graderías del lugar donde se jugó. Me queda la imagen imborrable en la cancha de arena que se improvisó en el Gimnasio Nacional José Adolfo Pineda para celebrar el partido entre los muchachos y un grupo de periodistas.
El partido finalizó con una goleada para los comunicadores, pero al final la paliza fue contra la apatía. Cientos de personas pagaron la entrada al lugar, y luego dieron colaboración en las alcancías. Mientras eso sucedía, otro grupo de colegas colaboraba con la venta de comida y bocadillos.
Me disculpo por no citar a todos mis colegas, amigos y conocidos presentes, pero sé quiénes son y guardaré siempre esos nombres o rostros en lo más profundo de mi corazón. Les estaré siempre agradecido.
No puedo dejar de mencionar a Tulio Galdámez, William Martínez, Manahen González, Xenia Romero, Mario Amaya, quienes son algunos de los que organizaron la actividad; a Luis Rivera que actuó como maestro de ceremonia. Otros nombres de estos buenos amigos son Martín Núñez, del grupo Prueba de Sonido, el empresario y cantante Omar Angulo, el payaso Chimbombín, el Indio Cuscatleco y la famosa bailarina de tubos Paulette.
No fue la única vez que la Azul playera me donó su talento, días antes también se calzaron los tacos para acudir a un partido benéfico que me organizó el profesor Héctor Gómez, en la colonia Zacamil.
En esa ocasión, se enfrentaron a jugadores y exjugadores profesionales que nacieron en esa popular colonia de Mejicanos. Allí, Agustín Ruiz, Frank Velásquez y compañía midieron fuerza ante profesionales del fútbol como William Renderos Iraheta, Álex Paleta Erazo, Rudy Valencia, Vladimir Cubías, Abraham Monterrosa, Luis Espíndola y Víctor Merino Dubón. El árbitro Joel Aguilar Chicas, a quien le estoy agradecido, ese día dejó guardado su silbato y optó por jugar en uno de los equipos. Después del partido, la afición se abalanzó por firmas y postales de los jugadores de playa.
Otro partícipe de la actividad fue Marito Rivera, cantante y propietario del grupo Bravo, quien llegó para acompañar la actividad. Me inmortalicé en una foto junto a él, y fue muy amable al darme unas palabras de ánimo para encarar la batalla. No se despidió sin antes prometer que algún día nos encontraríamos en mejores condiciones.
No faltó gente que quisiera tomarse fotos conmigo, y es increíble porque yo pensaba quién querrá andar mi imagen junto con la suya. Me sentí apenado cuando alguien ya un poco pasado de copas me pidió que estampara mi firma en su camisa. Le expliqué que yo era una persona común y corriente, pero igual insistió y tuve que hacerlo.
Esa noche, el trío de reguetón Flow Manía me sorprendió cuando entonaron dos canciones escritas para mí: derramé lágrimas, y justo cuando la gala terminaba también lloró el cielo. Vi la lluvia como una bendición desde lo alto.
Todavía no encuentro una explicación terrenal sobre cómo y por qué mi problema de salud alcanzó tanta dimensión mediática, y cómo los medios de comunicación se sumaron a esta causa humanitaria.
Los periodistas se unieron en torno a mí en un solo gremio. La gente vio los rostros de Patricia Meza, Gloria Silvia Orellana, Iván Escobar, Karla Quijano, Leticia Serrano, Jakeline Corleto, Larissa Rosa (q. e. p. d.), Iliana Lemus, Beatriz Castillo, Roxana Córdova, Beatriz Menjívar, Marcela Carrillo, Gloria Menjívar, Eva Linares, Silvia Hernández, Dana Marcela Aguilar, Mario Posada, Leonel Ibarra, Rolando Alvarenga, Mario Guevara desde Estados Unidos, o Miried González, en Puerto Rico. Puedo decir que abundó la gracia y el cariño.
Cuando la campaña finalizó, mis amigos y yo ya no contábamos con el tiempo suficiente para gestionar una operación en el extranjero, porque el tumor crecía y había que extirparlo con urgencia. Por otra parte, el dinero recaudado no alcanzaba para buscar esa opción lejos del Seguro Social. Sin embargo, lo importante del hecho es que recibí el apoyo moral, las muestras de cariño y sobre todo las infinitas oraciones. Me quedo con eso.