Las dos leyes recientemente aprobadas por la Asamblea Legislativa para regular la construcción del Tren del Pacífico y del Aeropuerto Internacional del Pacífico son poderosas herramientas para encaminar al país hacia el desarrollo tantas veces postergado o robado por los antiguos malos gobernantes.
Las dos leyes crean el marco jurídico que facilita el inicio de la construcción de los megaproyectos que impulsa el Gobierno del presidente Nayib Bukele para dinamizar la economía y atraer inversiones al país. Es importante destacar que, aunque se trata de iniciativas que a todas luces beneficiarán a la población salvadoreña, siempre hay representantes de los viejos grupos de poder que se oponen al progreso y a los beneficios para las mayorías. De ese modo, los diputados de la alianza ARENA-FMLN y sus seguidores legislativos —VAMOS y Nuestro Tiempo— prefirieron darle la espalda al pueblo y negaron sus votos.
Históricamente, un transporte ferroviario es mucho más eficiente tanto para trasladar a personas como mercancías, además de ser menos contaminante que hacerlo en autobuses o camiones de carga. Es por esta razón que las grandes naciones tienen amplias redes de líneas férreas para llevar a sus ciudadanos de un lado a otro del territorio, al igual que productos o mercaderías. En El Salvador vimos que, por intereses de grupos económicos particulares, se dejó de lado la movilidad masiva del tren para apostarle al uso del vehículo a combustión, que hace énfasis en la individualidad, en detrimento del transporte colectivo, mucho más amigable con el planeta al quemar menos combustible.
De la misma forma, la construcción de un nuevo aeropuerto ubicado en la zona oriental del país es una muestra más del compromiso del Gobierno del presidente Bukele con esta zona geográfica y su maravillosa población, largamente olvidada en las administraciones de los partidos tradicionales.
La llegada de más de 80,000 pasajeros en el primer año de operaciones generará al menos 4,700 nuevos empleos en Conchagua y los alrededores, donde estará ubicada la terminal aérea, zona que también tendrá una importancia estratégica por albergar la futura Bitcoin City, otro polo de desarrollo en la zona oriental.
La corta visión de los partidos tradicionales y su afán de aprovecharse del Estado impidió que oriente pudiera desarrollar todo su potencial. Ahora estamos dando los primeros pasos para que esto cambie de una vez y para siempre. Son los sueños de muchos por mucho tiempo aplazados, pero que ahora los veremos construirse y hacerse realidad.