Este 28 de febrero, los salvadoreños tenemos una cita con la historia para cambiar el rumbo de nuestro país. Finalmente podremos dar ese giro de timón que nos lleve a un porvenir de progreso. Esa es la responsabilidad que tenemos con nosotros mismos, nuestras familias y las generaciones futuras a las que nos debemos.
Debe llenarnos de orgullo saber que este cambio que estamos por iniciar entre todos lo hemos alcanzado de una manera limpia y consensuada. Los salvadoreños hemos entendido que un mañana digno y esperanzador jamás puede estar ligado al odio, a la guerra o al desprecio a la vida humana.
Comenzaremos a construir una verdadera democracia basada en el bienestar de las personas como piedra angular de todas nuestras acciones y proyectos.
Combatiremos la pobreza con oportunidades de crecimiento y educación, no con miserables ideologías de odio. Velaremos por todas las necesidades del pueblo, porque precisamente será el pueblo a quien responderemos, no a corporaciones oscuras que mueven los hilos de sus títeres en la Asamblea o donde los puedan colocar para su conveniencia.
Validaremos nuevamente ideas en las que los salvadoreños creemos firmemente. Patria volverá a ser un sinónimo de hogar, donde se puede vivir y soñar; libertad será el escudo con el que enfrentaremos al futuro y familia volverá a ser el bien más preciado del Estado, la base de todos nuestros proyectos.
Para esto, desde nuestra llegada a la alcaldía el 1.º mayo trabajaremos de manera articulada junto con el Gobierno Central para potenciar el crecimiento de cada persona, de cada familia y comunidad. Cumpliremos a cabalidad la visión de futuro que el presidente Nayib Bukele tiene para el país.
He tenido la oportunidad de reunirme con la mayoría de los futuros alcaldes y tengo claro que, para todos, el tema de la seguridad es fundamental al momento de pensar en el desarrollo de nuestros municipios. Por eso vemos en la continuación y el robustecimiento del Plan de Control Territorial una herramienta fundamental para potenciar el crecimiento económico de nuestras comunidades.
En Nuevas Ideas cada persona es considerada como el bien más preciado que El Salvador tiene. Trabajaremos para que los jóvenes encuentren acá, en su país, el espacio de crecimiento personal y profesional que necesitan. Ofreceremos a nuestros niños la oportunidad de crecer sin miedo, soñando y riendo, como debe ser. Nuestros ancianos ya no serán invisibles porque ya no seremos un país —y especialmente una ciudad— que gire la cabeza para no ver sus problemas. Ahora los afrontaremos con entusiasmo y amor a nuestro prójimo.
Este 28 de febrero, los salvadoreños votaremos por la vida, por el bienestar de nuestras familias, por la sonrisa de nuestros jóvenes y la esperanza de nuestros niños, por todo lo bueno que nos merecemos como pueblo.
De antemano, gracias. Gracias por creer en nosotros. Será un honor trabajar para ustedes.