En un mundo globalizado como en el que se vive, las relaciones internacionales son el pan de cada día, un elemento al que hay que prestarle mucha atención; no se puede dejar de lado. Por eso es muy importante que en esta semana media docena de representantes diplomáticos hayan presentado sus credenciales al presidente Nayib Bukele para ser los intermediarios oficiales con los Gobiernos que los envían.
En el grupo de embajadores había delegados de naciones vecinas —como República Dominicana, Belice y Nicaragua— y europeos —del Reino de los Países Bajos y de la Federación de Rusia—. El Salvador se mantiene como una nación activa en la comunidad internacional y con capacidad de interlocución con el resto de sus pares en el mundo.
Históricamente, El Salvador ha sido receptor de ayuda internacional y todavía necesita del apoyo de otras naciones, pero también es un hecho que ha dado grandes pasos para cooperar con otros, como el envío de vacunas a siete municipios de Honduras y la entrega de insumos médicos a Costa Rica, además de los paquetes de alimentos para guatemaltecos y hondureños.
Debido a que el país vive en un proceso de desarrollo, necesita de la cooperación de otras naciones; de ese modo, ha recibido el apoyo de Estados Unidos mediante Fomilenio y otras iniciativas o de la Unión Europea en diferentes programas. Japón también ha hecho lo propio con la construcción del puerto de La Unión. El convenio de cooperación con la República Popular China se enmarca en este contexto, con la garantía extra de que no hay ninguna condición para recibir la ayuda.
En el pasado, $10 millones de la cooperación internacional terminaron financiando la campaña electoral de ARENA en lugar de beneficiar a las familias que perdieron sus viviendas en los terremotos de 2001. Por corrupciones como esta es que los países donantes también incluyen cláusulas de transparencia y contraloría para desembolsar los fondos.
Hay que ser muy respetuoso con la solidaridad de los pueblos amigos. El FMLN utilizó artimañas para ocupar fondos públicos para hacer campaña, como el financiamiento millonario del programa de radio de Mauricio Funes o los Festivales del Buen Vivir de Salvador Sánchez Cerén, que se enmascaraban como programas públicos, pero que solo promovían a este partido político y beneficiaban a un reducido grupo de empresarios afines.
Con el nuevo convenio de cooperación con China, El Salvador ganará obras de infraestructura en beneficio de todos los ciudadanos. Estas permitirán al país un mejor desempeño económico y traerán más desarrollo.