El Gobierno de Nayib Bukele ha marcado definitivamente un antes y un después en el desarrollo del país. Desde el inicio se perfiló como una renovación de la política mediante una gestión que tuviera un cambio radical, pues la ciudadanía estaba cansada de las promesas absurdas sobre el desarrollo económico, político y social, cansada de la violencia, la delincuencia y la pobreza debido a las pocas o nulas oportunidades de empleo y veía en el joven empresario una esperanza de transformación. Efectivamente, ese histórico triunfo dio paso al fin del bipartidismo y también a un mejor país, ya que la población constata que las tan acertadas políticas públicas que ha implementado desde su llegada a la presidencia han dado excelentes resultados, tanto así que el país más pequeño de Centroamérica captó la atención internacional debido a los cambios positivos generados en él, pese a las innumerables críticas y las trabas de la oposición, que se ha encargado de bloquear su trabajo, de difundir confusión, odio e incertidumbre en la población salvadoreña con el propósito de desprestigiar los cambios sustanciales que hemos percibido en todas las dependencias gubernamentales desde la toma de posesión.
Es importante recalcar que además de lidiar con la oposición, Nayib Bukele se ha enfrentado a otros desafíos en su compromiso por velar por el bienestar del pueblo salvadoreño. Quiero enfatizar, sobre todo, la forma en la que afrontó una crisis sanitaria que sacudió a todo el mundo, hablo de la pandemia de la COVID-19, que llegó a cambiar el rumbo de la nación.
El manejo que Nayib Bukele le dio a la pandemia trascendió hacia muchos países que veían a El Salvador como un referente en la estrategia implementada para combatir los efectos de dicha crisis, ya que dentro de su plan fue necesario aplicar medidas integrales de protección y prevención a través del decreto de la cuarentena obligatoria, que fue mal visto por unos, ya que consideraban que se estaba dando lugar a una ola de violaciones a los derechos humanos por la suspensión de las garantías constitucionales por una parte y, por la otra, la detención de quienes violaran la cuarentena. Pese a los divididos puntos de vista en función del acertado o no resultado de dichas medidas, pudimos constatar que estas prácticas políticas arrojaron excelentes resultados para frenar las estadísticas de los contagios y las muertes por la COVID-19. Y esa estrategia no finalizó allí; pues el presidente constató que era necesario apoyar a la población de manera económica, ya que el cese de las actividades laborales comenzaba a dañar el bolsillo de los salvadoreños, e implementó un plan que denominó Plan de Respuesta y Alivio Económico, el cual consistió en subsidiar con $300 a un poco más 1.5 millones de familias, aunado a ello aplazó el pago de los servicios de luz, agua, teléfono, cable, internet, pagos de alquiler, tarjetas de crédito, cuotas de préstamos, todo por tres meses, y además les prohibió a las empresas los despidos de empleados, a la vez que continuarán devengando sus salarios sin estar laborando. Por otra parte, agilizó los créditos para las micro, pequeñas y medianas empresas. Todas estas acciones solo han demostrado la capacidad de liderar de Nayib Bukele; es evidente el éxito que ha tenido en la forma de gobernar al país.
Y es que durante estos tres años de gestión, pero uno de gobernabilidad, ha logrado grandes e innumerables avances que en 30 años el partido tricolor y los rojos no obtuvieron. Estos datos los arrojan las encuestas, puesto que la ciudadanía da una excelente calificación al Gobierno en su tercer año de gestión; 8.34 es la nota otorgada y en otra encuestadora le dan una calificación de 91.63 %, destacando áreas como la salud, educación y seguridad. Curiosamente, incluso casas encuestadoras que muestran un ataque constante a Bukele aceptan que nueve de cada 10 salvadoreños continúan respaldando y aprobando su efectiva labor.
Reitero y destaco el compromiso que asumió el presidente cuando fue electo, y como remembranza podemos enumerar los logros y beneficios que los salvadoreños hemos obtenido en este Gobierno, que ha saldado deudas históricas, recordando también que El Salvador se convirtió en el primer país en adoptar el bitcóin como divisa de curso legal.
El tiempo transcurre y comenzamos a visualizar el mejoramiento de la infraestructura vial con el proyecto del «by-pass» de la Libertad, Camino a Surf City; con esta importante obra se dinamiza la economía y se atrae turismo a la zona costera del país; por otra parte, se continúa avanzando en la ejecución del periférico Gerardo Barrios, en San Miguel, con el cual se solventará la problemática vehicular de la zona. Otro logro importante que se destaca es la construcción del periférico Claudia Lars, entre otras megaobras que se tiene el compromiso de ejecutar, siendo de gran incidencia en la población.
Además, en el área educativa se ha visto un fortalecimiento, desde el mejoramiento de la infraestructura, la cual estuvo abandonada por décadas. Asimismo, ha habido cambios sustanciales en el currículo, se está trabajando de manera articulada logrando grandes avances, entregando las herramientas necesarias a la población estudiantil para garantizar su educación; aún en pandemia, a través del programa Enlaces con la Educación; otorgando computadoras con internet gratis, además de la construcción de una significativa cantidad de escuelas mediante el programa Mi Nueva Escuela. Por otro lado, se continúa invirtiendo en salud para lograr una transformación en el sistema; siendo una de las obras que destacan la construcción del Hospital El Salvador, en el que se han atendido a pacientes graves y críticos de la COVID-19, además de la dotación de equipo médico moderno en diversos centros de salud con el fin de garantizar a la población un servicio de calidad de primer nivel. Otro dato relevante es que como país fuimos el primero en la región en abrir para todos los grupos etarios la vacunación contra la COVID-19.
En el área de seguridad pública se destacan las estrategias del Plan Control Territorial, las cuales han dado excelentes resultados con el régimen de excepción, con el que se han reducido significativamente los índices de criminalidad, los homicidios, las extorsiones; que es un combate frontal a los grupos delincuenciales que han sido un flagelo y un cáncer social que se salió del control de los gobiernos anteriores, a pesar de los pactos oscuros que tramaron con estas estructuras.
Y qué decir del área económica, se destacan tantos beneficios para la población con las medidas implementadas para aliviar el bolsillo de los salvadoreños, que han reducido de esta manera los efectos de las crisis mundiales que provocan la inflación de los productos de consumo básico.
Ha impulsado medidas de reacción inmediata por medio del subsidio para comprar gas propano y combustible, entre otros, que mitigarán los costos con la finalidad de proteger a los salvadoreños.
Y las buenas noticias para la nación salvadoreña no finalizan allí, pues además el presidente Nayib Bukele, con el objetivo de garantizar la seguridad alimentaria, mediante el MAG lanzó un fideicomiso especial para el sector agropecuario, que se denominó Fideagro, con el que se otorgan créditos con tasas preferenciales a agricultores, ganaderos y pescadores, lo que conlleva a un país con crecimiento sostenible. Por otro lado, en el Plan Maestro de Rescate Agropecuario puso en marcha el programa RECETO en la zona norte del país, a fin de mejorar la producción de hortalizas como repollo, cebolla y tomate.
Por todo esto, como ciudadano me siento representado por Nayib Bukele y como político, satisfecho de apoyarlo y de ser parte de la nueva historia que se construye en nuestro querido El Salvador, con ese abordaje positivo y eficiente en todas las áreas que demuestran ese compromiso de velar y transformar de manera integral por nuestra nación, con acciones concretas y reales, mostrando que vamos por la ruta correcta que encaminará al país a ser un referente de cambio para otras naciones.