Aliviar el dolor ajeno es una tarea muy grande, de mucho compromiso y sacrifico también. Pero en la práctica, esa ha sido la misión cumplida de Comandos de Salvamento de El Salvador en los últimos 61 años.
Roberto Cruz es el director de la entidad desde hace años y en total 45 de ser voluntario. En una mañana, desde la sala de capacitación recordó la historia desde su fundamento, los momentos duros de la entidad, historias de satisfacción por su ayuda al prójimo y los retos que siempre existen y los hacen avanzar. Desde una mesa de pupitre volvió a tejer puntada a puntada, junto a los voluntarios más veteranos de Comandos, los años de aliviar el dolor.
Comandos nació en 1960. Su fundador Edgar Cornejo, junto a nueve hombres más que eran salvavidas en la costa, sentaron las bases. Al principio, la entidad se mantuvo en el terreno acuático, pero la necesidad de auxilio y socorro rápidamente los sacó a tierra firme.
En esos días, la Cruz Roja era lo más conocido, pero la cruz verde de comandos en un fondo blanco nació con tal intención de ayudar y con fundamentos tan fuertes que seis décadas después son un estandarte como fundación sin fines de lucro y socorro.
Su primer nombre fue Cruz Verde y su primera casa en Villa Delgado hasta 1964. Ese año se trasladaron a la colonia El Bosque, y de 1978 hasta 1984 su principal delegación estuvo sobre la Calle 5 de Noviembre, esquina opuesta a la escuela Mugdan. Luego, se trasladaron a la delegación central actual, en la novena calle oriente, a un costado del parque Centenario, en San Salvador.
El primer vehículo que ocuparon como ambulancia, equipado como pudieron, fue un jeep. En varias fotografías hay registros del vehículo que llegó en 1964. «No llenaba los requisitos para ser una ambulancia, era pequeño, pero lo usamos», rememora Cruz.
Ese jeep fue útil en 1965 cuando con 40 elementos activos, tras el terremoto de mayor de ese año, hicieron labor de búsqueda y rescate con el conocimiento básico que poseían en primeros auxilios.
Su labor fue bien recibida y pagada con gratitud y reconocimiento de la gente. En 1969, dieron apoyo al ejército y a la población civil durante la Guerra de las 100 horas.
Los pilares de la entidad se fueron robusteciendo con más voluntarios, todos contagiados de un sentimiento u vocación de servicio, siempre sin paga, pero con la gratitud de la gente. Así ha funcionado desde siempre con la voluntad de cada persona que decide ofrendar su humanidad y conocimiento sin un salario fijo.
Con 13 años de funcionamiento, para 1973, contaban siempre con su legendario jeep y un pick up Ford, ambos rindieron servicio hasta más no poder.
Cuando azotó el huracán Fifí allí también estuvieron auxiliando. La entidad se había desarrollado, eran 600 elementos en cinco delegaciones.
Comandos había crecido. Su funcionamiento se mantenía de las colectas con alcancías y actividades en las comunidades en las que tenían delegaciones, la reacción de la gente era positiva y les colaboraban, así fue durante muchos años en lo que el nombre se hacía fuerte en la misma medida que ellos ayudaban. La amistad entre los socorristas y la gente se ha fortalecido año con año, y sigue.
Cuatro años después (contados a partir de 1973) compraron los primeros vehículos a partir de una campaña denominada Bono de Ayuda que duró cuatro meses, adquirieron cinco vehículos.
Pero la entidad no solo se construyó de buenas intenciones ya que recibió apoyo con conocimiento y capacitaciones para auxiliar de la mejor manera.
Los voluntarios asistieron a cursos profesionales en el extranjero, recibieron colaboración de países amigos como Colombia, Venezuela, España, Italia, Holanda, Alemania, Chile y otros.
LO QUE LA GUERRA DEJÓ
Los años ochenta llegaron cruentos y abruptos. El Salvador se sumió en un conflicto que demandaba de ayuda imparcial, de auxilio de cuerpos de socorro que no se identificaran con ninguno de los bandos. En ese contexto, el papel de Comandos se volvió protagónico y humanitario a niveles insospechados.
Para entonces, su nombre ya se había establecido como Comandos de Salvamento. El uniforme era de overol café y siempre con su cruz verde, pero en un fuego cruzado requerían de un color que los distinguiera más y de allí que el amarillo se quedara hasta estos días.
Roberto recuerda que en los 80, perdieron a 18 compañeros por diversas razones. Pero al mismo tiempo fue una década en la que los más leales y fieles voluntarios llegaron, muchos de ellos siguen siendo parte de la institución y comparten lo aprendido.
Portar el uniforme amarillo fue la salvación para muchos jóvenes para no ser reclutados ni por la guerrilla ni por el ejército.
Los jóvenes no tenían opción ante un reclutamiento, pero el trabajo humanitario de Comandos ya tenía respeto y quien ingresaba estaba exento. «Antes nos protegió de la guerra ahora de las pandillas», comenta uno de los veteranos.
A pesar de eso, no lograron escapar de las acusaciones de uno y otro bando. «A la mayoría de nuestra gente les decían que eran guerrilleros o del ejército. Pero agarramos la fuerza necesaria para no decir nada de uno o del otro lado y nos mantuvimos imparciales», narra Cruz.
«Siempre neutrales» fue como bautizaron las operaciones de rescate y se convirtió en el eslogan a partir de allí, recuerda Francisco Campos, fotoperiodista y el principal promotor de registrar la historiografía del cuerpo de socorro.
Con el tiempo, quedó como tradición que la operación se bautiza cuando se acerca Semana Santa y se queda para el resto del año. Así surgió también «Somos Comandos» o «Yo respondo».
La década también catapultó el nombre de la institución. Internacionalmente fueron conocidos por las fotografías de los periódicos locales y de los periodistas internacionales que estaban cubriendo el conflicto.
Campos, en 1985, tomó como tarea personal documentar con fotos lo que sucedía. Tomó un álbum que tenía Cornejo de los años anteriores y desde ese momento registró cuanto evento pudo y abrió un espacio para que muchos fotógrafos locales e internacionales también lo hicieran.
En ese momento de la guerra, Comandos no solo fue escudo para salvar a las víctimas de uno y otro bando y a los civiles también, sino que permitió que se registrara mucho de lo que estaba sucediendo.
Uno de los momentos emblemáticos de la historia de Comandos en la guerra fue cuando se tomaron la OEA. Campos era líder de brigada. Les anunciaron que era necesario sacar rehenes, el aviso fue para ellos, pero los identificaban como Cruz Verde todavía.
La rivalidad entre todos los cuerpos de socorro era parte de la vivencia, así que no fue extraño que todos llegaran a proponerse a la misión. Quienes tenían tomada la OEA eran los del FDR, el brazo político medio del FMLN, negociaron con el Gobierno que los evacuaran y los iban a dejar a todos libres, funcionarios, diplomáticos y los mismos miembros del FDR. Al llegar, aquello era una algarabía, había demasiada gente, incluyendo a los rescatistas. Estaban en las cercanías de El Salvador del Mundo.
«Estaban en la segunda planta los del FDR. Los llevé a la ventana y les enseñé que había demasiada gente. Les dije: “si quieren que nosotros nos hagamos cargo de la misión hablen por megáfono y pidan que se retiren todos, que se retire la Cruz Verde, la Cruz Roja, los radioaficionados y solo vamos a quedar nosotros y ordenadamente los vamos a escoltar a los buses y las ambulancias, y los vamos a ir a dejar al arzobispado. Así convenimos», narra Campos. Minutos después los comandos y rehenes salían ante los ojos de todos y bajo la consigna de que no había ningún arma en las ambulancias.
Ese fue uno de los traslados y rescates más fuertes que se hicieron. Comandos ya empezaba a sonar fuerte y protagónico en el país. «Nunca pensamos que habíamos creado un ejército para ayudar, éramos un ejército, pero de salvamento. No nos importaba dar la vida por el prójimo», reflexiona Cruz.
Los más veteranos, que llevan más de 40 años siendo voluntarios, hablan sobre la manera en que ser tan jóvenes y enfrentarse, abrazar y convivir con la muerte en la guerra los marcó. Quizá los volvió seres más compasivos, pero valientes. Solo así han podido sanar las pérdidas que se han sucedido, sin olvidar el dolor que vieron y que ven día a día.
En 1989, Comandos tenía a escala nacional 19 delegaciones que aglutinaban a 3,500 voluntarios. El renombre les proveyó apoyo financiero y así lograron comprar las primeras dos ambulancias.
NUEVO DÍA, NUEVOS RETOS
Tras el paso de la guerra, los socorristas enfrentaban una nueva realidad. Tenían renombre, la confianza de la población, apoyo internacional financiero y aliados que esperaban compartir sus conocimientos y tecnificarlos aún más en rescates y atención de emergencias.
Así fueron capacitados por los rescatistas de México, mientras otros muchos viajaron a Estados Unidos para convertirse en técnicos en rescate de emergencias. Y es debido a que la institución se volvió más fuerte en conocimiento y porque son los primeros en llegar a una emergencia, la población inmediatamente confía y con facilidad, la mayoría de veces, les permiten hacer su trabajo.
Una de las instituciones que sería pronto una especie de hermana mayor, en todo sentido, para Comandos ha sido Ayuda Popular Noruega, quien les ha aportado su conocimiento y ayuda económica por años hasta la fecha.
En 1998 reciben por primera vez ayuda del Gobierno. Desde entonces son parte del presupuesto anual. Sin embargo, las administraciones pasadas han venido racionando esa ayuda, de tal suerte que, si bien en la delegación central llevan años de funcionar sin colectas, en muchas ocasiones no es suficiente para cubrir con los gastos de funcionamiento.
Comando sobrevivió a la guerra y otros retos, pero año con año el tema financiero sigue siendo una preocupación. De hecho, hasta octubre de este año, la entidad contaba con 65 ambulancias de las cuales 20 estaban varadas. El gobierno de Nayib Bukele les donó $115,000 para repararlas y obtener otras.
«Un saludo y un fuerte abrazo a nuestro presidente Nayib Bukele. Él es el primer presidente que nos donó para reparar las ambulancias», dijo Roberto Cruz, director.
Efraín Solís es el tesorero y comenta que en ocasiones se quedan cortos para abastecer de combustible a las ambulancias o de equiparlas con medicamentos. Actualmente, reciben un presupuesto anual de aproximadamente $400,000 en calidad del subsidio del Estado para su labor humanitaria.
En Comandos la planilla de empleados es pequeña, desde el principio se han mantenido contando con los voluntarios ad honorem.
Jhonny Ramos, encargado de la Unidad de Rescate, celebra que la entidad cuenta con el conocimiento para rescate vehicular, pero lamenta que en las 30 delegaciones solo hay un equipo de maquinaria para hacerlo, el que consiste en una especie de tijeras y sierras para liberar a las personas atrapadas en los vehículos.
Luis Colato, encargado del área de seguridad y capacitador en primeros auxilios, expone que tras todos los retos vividos en la actualidad el compromiso de los jóvenes es uno de ellos, al igual que su ambición por educarse y obtener más conocimiento.
Campos, por su parte, celebra el rol de las mujeres -al igual que el de los hombres-, pero considera que aún hay espacio para que ellas destaquen más en la organización.
Este año se cumplieron 61 años de la fundación de Comandos de Salvamento y las anécdotas son inagotables. Están más presentes que nunca y la gratitud de la gente sigue creciendo y esperando que si una emergencia les acontece siempre puedan tener la mano abierta de un héroe de uniforme amarillo y cruz verde en el pecho.
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EL PERFIL DE UN VOLUNTARIO
Para los veteranos de Comandos de Salvamento hay muchas cualidades que debe poseer un voluntario. A veces no se tienen todas, pero si hay humanidad, compasión y voluntad, están en el camino a ser integrales. Si de construir un perfil se trata, con ayuda de los más veteranos esto salió:
-Puede tener cualquier edad
-Vocación de servicio
-Solidario
-Disciplinado
-Deseo de querer ayudar
-Debe poder empatizar con el dolor ajeno
-Honesto
-Debe capacitarse y seguir haciéndolo
SIEMPRE EN EL RECUERDO
Estos son algunos de los voluntarios que, por diversas razones, se adelantaron y ahora solo viven para aquellos que los recuerdan.
-Carlos López (1994)
-Salvador López (1995)
-Alberto Guzmán (1996)
-Edgardo Palma (2001)
-Erick Beltrán (2016)
-Moisés Orellana (2019)
-Irving Altamirano (2019)
OPERACIONES DE RESCATE
El nombre de las operaciones o del eslogan de cada año se ha establecido como una estrategia de comunicación. Es el mensaje que Comando ha querido inyectarle a la población y ha funcionado. Por ejemplo, cuando en tiempos de guerra los dos bandos en contienda los acusaban de pertenecer al contrario crearon el «siempre neutral». La mayoría de estas han sido creadas por el voluntario Francisco Campos.