Hoy nace el “Diario El Salvador”, un medio que tiene como objetivo constituirse en una puerta más para el acceso de los salvadoreños a la información real, directa y concreta del acontecer gubernamental y de los sucesos que los afectan o influencian.
En esta nueva voz en el espectro informativo hay un equipo de profesionales con larga trayectoria periodística, que tiene ante sí una enorme responsabilidad, pero también un compromiso con el futuro. Me refiero a la posibilidad de describir, registrar y contrastar la realidad, además de promover reflexión en los lectores y de profundizar en fenómenos políticos y sociales, con una nueva mirada y con el profesionalismo más hondo a favor de la verdad.
Sin haber nacido, este medio ya tiene un grupo pequeño —minúsculo— de detractores. Estos aún no comprenden que sus concepciones de periodismo y de visión estrictamente crítica de la información gubernamental forman tan solo uno de los enfoques desde los que se puede describir la realidad. Pero si su idea de derecho a la información y a la libertad de expresión y de prensa es únicamente guerrear y vociferar a favor de sus ideas, pisoteando la posibilidad de otros de expresarse y de ejercer el periodismo desde la plataforma que sea, evidentemente se han equivocado de profesión.
No hay dueños de la verdad, llámense estos abogados, diputados… o periodistas. No hay visiones cerradas o únicas de la política y del acontecer social. Y si en una sociedad como la nuestra, tan acostumbrada por décadas al monopolio de la información, a la mentira disfrazada de noticia, a la complicidad de algunos medios con la ultraderecha política en la narración y construcción de la historia, surgen nuevas plataformas informativas, nuevos espacios de difusión, los lectores salvadoreños se verán inevitablemente beneficiados. ¿Acaso no es mejor que haya más visiones de un mismo hecho para que los ciudadanos puedan decidir con su propio juicio?
¿O a qué viene el miedo de algunos a los medios nacionales públicos? ¿Por qué la supuesta defensa a ultranza de la libertad de prensa y de información de los periodistas autodenominados «incómodos» se desinfla y entra en caos cuando el gobierno reclama su derecho a tener una voz que vaya directo a los ciudadanos, sin necesidad de pasar por los prejuicios y las subjetividades de algunos periodistas más asiduos visitantes de la crítica facilona vía Twitter que del ejercicio pleno de su profesión?
Desde donde se le mire, asistimos con estas páginas al nacimiento de una nueva oportunidad para el acceso a la información. No hay duda de que quienes escribirán aquí están listos para ofrecer alternativas de análisis y para que los salvadoreños construyan sus propias ideas. Además, construirán una nueva narrativa, más cercana, que sea un puente entre los hechos de gobierno y los salvadoreños.
La prensa, a mi juicio, se verá fortalecida desde hoy, porque «Diario El Salvador» nutrirá, con su trabajo, con información formal desde la fuente, la agenda pública.
A usted, amigo lector, lo invito a que se informe con calma en estas páginas, con la certeza de que hay un grupo de periodistas y trabajadores de la información dispuestos a hacer una labor seria y comprometida.
Bienvenidos al presente. Bienvenidos a «Diario El Salvador».