Desde pequeño, su vida estuvo marcada por la música ranchera. Aunque fue un género que no le gustaba, con el tiempo se fue apasionando por este hasta que se convirtió en su sello personal y lo lanzó al mundo del espectáculo.
A lo largo de su carrera ha implementado otros géneros, como bolero y rock, donde ha logrado destacarse y expandirse más en su carrera artística.
Actualmente, se encuentra grabando su segundo disco que contará con 10 canciones inéditas y donde tendrá la colaboración especial de uno de sus hijos.
¿Cómo fue el inicio en la música?
Fue cuando apenas tenía 12 años. Comencé con música ranchera. Mi apoyo fue mi madre (Ana Miriam de Calderón) durante 18 años de carrera artística y todo se originó porque tengo una hermana que es especial. Mi madre, para poder motivarla, comenzó a llevarla a eventos. Ella se presentaba con una obra de teatro, era un elefantito que cantaba. Al ver mi mamá que la gente le aplaudía comenzó a apoyarla para que siguiera cantando. A mí me dio deseo y me fui llenando de envidia de la buena porque también quería tener aplausos y ser el centro de atención. Así comenzó, mi madre me apoyó e inicié una etapa de mi vida maravillosa que hasta el momento no me arrepiento y que ha sido de mucha bendición.
Entiendo que su papá fue cantante y de allí viene el género ranchero.
Mi papá (Manuel de Jesús López) no se dedicó a la música cien por ciento, pero le encantaba cantar. Él cantaba con su guitarra en su hamaca. Le encantaba muchísimo Vicente Fernández. Nos sentábamos juntos a ver películas de Vicente y Pedro Infante. Mi padre falleció cuando yo tenía tan solo 10 años, y cuando él partió yo quería ser como él. Así que cuando mi mamá decide apoyarme, yo le pido cantar música ranchera porque es la que le gustaba a mi papá. A mí, al inicio no me gustaba la ranchera, es más la detestaba. Era un niño menor a los diez años y escuchaba lo que estaba reciente, de hecho, decía ¿por qué mi papá le da tanto volumen a esa música fea? sin pensar que años más tarde sería lo más importante en mi carrera y lo que más me encanta cantar.
O sea, ¿su padre fallece y a usted le despierta el gusto por las rancheras?
Exactamente. Cuando él fallece me quedo como un niño solo porque yo era muy apegado y quería copiar todo lo que él hacía. Comencé a ver más películas de Pedro Infante, a empaparme en el mundo de los charros, de las botas, de la hebilla, saber por qué y qué significaba tener un traje de charro.
¿Qué significa tener un traje de charro?
Es portar un traje elegante. No lo que se ve en la típica película mexicana. El traje es más bien casi una copia del traje español, de los toreos, es un símbolo de elegancia. Hay dos tipos de trajes. Está el de gala, que es el que porto para esta entrevista, y está el de charro que se utiliza más para montar a caballo o para las bodas porque es aún más elegante. Ese tiene partes bordadas, a veces de plata u oro.
Hay una anécdota detrás de su primer traje de charro, ¿verdad?
Sí. Cuando inicié yo no quería un traje de charro mandado hacer acá, quería uno de verdad, son carísimos. Para mi primer traje, mi mamá tuvo que firmar letras de cambio en un almacén de acá, lo iba pagando mensual; pero yo era feliz con mi traje, quería que me vieran como un artista. Siempre fui bastante perfeccionista en eso y lo sigo haciendo. Quiero que la gente vea que, aunque sea un artista nacional, hay un verdadero artista. Todo entra por la vista primero, por eso es importante la primera impresión.
Volviendo a la música, ¿nunca recibió clases de canto?
Primero, fue un don de Dios, él me dio este talento. Y en aquel tiempo aprendí escuchando casetes de otros artistas. Me grababa en casetes, me escuchaba y los borraba hasta lograr escucharme similar a esos artistas que me gustaban, esa fue mi escuela. Pasaba horas ensayando, encerrado en mi cuarto.
¿Cuál fue la primera canción que interpretó?
Fue en el parqueo del Hospital El Salvador, ahora, antes CIFCO. Estaban celebrando el aniversario de una radio. Mi mamá llevó a mi hermana a ese evento y suplicó a la persona organizadora me dieran chance de cantar una canción. No se podía porque yo estaba fuera del programa, de hecho, había un montón de agrupaciones famosas en aquel tiempo. Dijeron que no, que no había espacio. Mi mamá hasta ofreció pagar por dejarme cantar. Al final de cuentas me dieron chance y la primera canción que canté fue «Mujeres divinas», porque esa era la única pista que yo tenía. En ese momento no me movía, solo cantaba, pero la gente empezó a pedir otra. Terminé cantando tres canciones.
A medida pasó el tiempo ya no cantó solos rancheras sino también boleros. ¿Por qué este género?
En el año 2008 era muy conocido en los pueblos por los famosos jaripeos, ese era mi mundo; pero en la capital no me conocía nadie y yo quería estar en la capital. Ese año salió la oportunidad de participar como famoso en un programa de televisión. Me llaman y acepté con miedo porque yo nunca había cantado otro género que no fuera ranchera. En ese programa era obligatorio que cantara otro género. Así comencé a mezclar la música ranchera. También grabé un tema con Rafa García, en aquel momento del grupo RED. Esa canción es original, se llama «Amor, maldito amor», una mezcla de mariachi con reguetón, flamenco y rock. La aceptación fue muy buena. Ahora, la ranchera es lo mío, lo amo, me apasiona; pero ya no soy el charro, sino solo cuando lo amerita.
¿También ha cantado canciones propias?
Sí, Hay canciones que mi mamá escribió, hay de Rafa García y últimamente estamos grabando el segundo disco original, que siempre es una mezcla de bolero-ranchero. Estamos con Douglas Fernández, quien es el productor, preparándolo para sacarlo en enero del otro año, sino es que sale en diciembre de este año.
LA FACETA DE PADRE Y ESPOSO
Aparte de ser cantante, Víctor Emmanuelle también tuvo una faceta como presentador de televisión. Para él, ninguna de estas áreas son tan importantes como el hecho de ser esposo y padre de tres niños y una niña: Víctor Manuel, de 21 años; Diego Emmanuelle, de 17; Rodrigo Emmanuelle, de 15, y Fernanda, de nueve.
¿Cómo conoce a Kenia, su esposa?
Ella me buscó a mí (sonríe). Kenia llegaba mucho a la casa de mi familia, allí la conocí. Yo nunca olvido el día que la vi. Se bajó de un carro y me impactó ver el gran mujerón. Sentí en mi corazón que ella tenía que ser la madre de mis hijos. Fue un gran proceso para conquistarla, pero ha valido la pena.
El hecho de llevar la familia y la música de la mano, ¿ha sido una etapa complicada?
Sí, para ella más que todo no fue fácil, porque había momentos que yo ni pasaba en la casa. Hoy le pido a Dios me permita recompensar todos los años perdidos.
Diego, uno de sus hijos, piensa seguir con la vena artística. Veo que se ha apasionado por la música.
Sí, y me atrevo a decir que él va hacer muchísimas cosas mejores que las mías. Lo mejor es que tiene un corazón muy noble y es todo un caballero. Si él desea seguir en la música como padres lo vamos a apoyar.
En su nuevo disco está la participación de él, ¿verdad?
Sí, Diego Emmanuelle escribió y grabó ese tema. Canta, escribe, es músico. Le gusta la guitarra y el piano. A veces, cuando me acompaña a los eventos, cantamos a dueto o solos.