Es un tema que resuena como un grito de alerta, pero también plantea una duda ética que fue publicada en una columna en el diario Le Monde del miércoles.
Iniciada por un colectivo de unos 15 profesionales sanitarios de Nueva Aquitania, en el suroeste de Francia, en su mayoría médicos, el texto incluye la pregunta de un colega «confrontado a la cancelación de ciertas operaciones al ponerse en marcha el plan de emergencia».
El «plan de emergencia», activado en varias regiones a causa del coronavirus, permite a Francia cancelar cirugías y reasignar personal a los servicios de cuidados intensivos.
«¿Es normal privar a los enfermos de camas de hospital o de cirugías, incluso no urgentes, para ocuparse de personas que escogieron el riesgo de tener covid-19 grave cuando lo podían evitar?», preguntó un médico señalando a los no vacunados.
«Insidiosamente, se plantea una pregunta del lado de los profesionales de la salud: ¿la vacunación debe ser tomada en cuenta a la hora de dar prioridades?», destacaron los firmantes del artículo, que recuerdan que «la solución de no admitir al hospital a personas que eligieron no vacunarse no es posible».
«No vacunarse es arriesgar su vida, arriesgar la de otros, en especial la de pacientes con defensas inmunitarias débiles para los cuales la vacunación es poco eficaz, y también impiden que ciertas personas más frágiles accedan a la atención, retrasan la atención de otras enfermedades», agrega el texto.
«Agotamiento»
El ministro de Salud, Olivier Véran, recordó el miércoles que entre los servicios médicos hay dos categorías de pacientes: «una pequeña mayoría a escala nacional de pacientes no vacunados» y «personas que están vacunadas pero que son muy frágiles», como las personas de edad avanzada o con enfermedades crónicas.
Francia tiene actualmente unos cinco millones de personas no vacunadas. Los motivos de rechazo al inmunizante son ideológicas, ligadas al miedo a las nuevas vacunas de ARN mensajero o a la falta de información. Algunos dicen esperar el lanzamiento de una vacuna francesa.
Desde el inicio de la campaña de vacunación en Francia, 52 millones de personas han recibido al menos una dosis, 78% de la población total. El gobierno extendió el miércoles la vacunación a los niños de 5 a 11 años.
Al mismo tiempo, la variante ómicron se expande rápidamente en el país y podría volverse dominante entre Navidad y Año Nuevo, según el gobierno.
«El médico, por su parte, es ante todo un ciudadano (vacunado), sumido en un agotamiento laboral, en un sistema de salud que ve derrumbarse», indicaron los firmantes del artículo.
Para Didier Sicard, expresidente del Comité Consultivo Nacional de Ética, los no vacunados «se vuelven una amenaza para el conjunto de la población, al impedir que la gente con cáncer pueda recibir atención».