En una de las paredes del muro del estadio Óscar Quiteño se leía que el 7-1 jamás se olvida. Fue para recordarle a los hinchas emplumados y al plantel emplumado aquella catástrofe en el Juan Francisco Barraza, en 2004. Fue un triunfo categórico de los asociados en esa ocasión.
Pero ayer, el recuento de esa efeméride le habría jugado en contra a los fasistas, que cayeron por 0-1.
En un poco más de 72 horas, el timonel peruano, Alberto Castillo, logró convencer a los jugadores de Águila, para volver a alzar las alas y tener un vuelo constante en el certamen.
El timonel inca que apenas llegó el país el martes por la noche no perdió tiempo y se fue a San Miguel desde el miércoles, tomó las riendas para tratar de inculcar otra idea de juego y forma de pensar a sus jugadores.
El inca estaba inquieto en la sombra del Óscar Quiteño. Lo acompañaron el gerente Amílcar Mijangos y el director deportivo, Alexánder Amaya del Cid. Solo estuvo sentado en un par de ocasiones, pero terminó el juego sujetado de la malla ciclón que separa la cancha de los aficionados.
Así, no se había cumplido el primer minuto de juego cuando el brasileño Yan Maciel aprovechó un adormecimiento de la zaga tigrilla para poner el 0-1 a favor de los naranja y negro.
Pero en adelante vendría la insistencia de los locales en la búsqueda del empate. Solo con el trámite personal de Bryan Landaverde, FAS generó tres claras a gol. Las primeras dos fueron con frentazos sólidos que casi sorprenden a Benji Villalobos.
Por su parte, Wilma Torres y Guillermo Stradella le habían dado cada uno sendos dolores de cabeza pero para fortuna de los visitantes ninguno se había concretado.
FAS seguía trabajando para el empate, pero al menos hasta el cierre de la primera parte no llegó.
Sin cambios
En en complemento, FAS volvió a buscar el gol del empate, por lo menos. Al 66, Wilma Torres se animó en tiro libre, pero Benji Villalobos le volvió a decir que no.
FAS volvió a presionar a los emplumados, que estaban respaldados por el trabajo de Benji Villalobos, a quien le salía de todo. Águila logró así mantener el 0-1 a su favor hasta el cierre.
Pese a las insistencia de los tigrillos, Águila se resguardó bien, sobre todo con el trabajo acertado de Villalobos, quien terminó siendo el mejor de los naranja y negro.