Alegre, soñadora, buena vecina, amante del fútbol, le gustaba colaborar con el personal de la unidad de salud del cantón Tierra Blanca, en el municipio de Chirilagua, San Miguel, en las diferentes campañas a beneficio de la comunidad, y en algún momento mostró su interés por ser enfermera. Así recuerdan a Alondra Isamar Amaya Paz, de 20 años, quien falleció el pasado miércoles en el Hospital Nacional de San Miguel por una mala praxis.
Era la menor de cuatro hermanos, estudió hasta noveno grado. Hace más de dos años decidió formar su hogar con Rutilio Gómez y dejó su casa familiar. Ella emprendió una nueva aventura en el municipio de San Simón, Morazán, de donde su compañero de vida es originario.
Alondra aprendió a ganarse el cariño de la gente que la rodeaba, por lo que a Milagro Paz, madre de la joven, no le sorprende que a su sepelio asistieran muchas personas que compartieron el dolor de su pérdida junto a la familia.

«Ella siempre fue una buena estudiante, una buena amiga, una buena madre; ella esperaba a su hija con todo su corazón. Murió por culpa de otras personas que tal vez no son especialistas en tales cosas, pero así le tocó a mi hija. Le agradezco a Dios por ver que las amistades y familiares nos han apoyado», dijo la madre.
Hace más de 15 días, las mujeres que forman parte del equipo de fútbol Boillat, en San Simón, le celebraron su primer «baby shower». La joven esperaba el nacimiento de su hija el 5 de agosto, pero para estar más segura, junto con su pareja, se trasladaron a la ciudad de San Miguel para estar cerca del centro hospitalario, ya que tenían temor de que surgiera alguna emergencia.
El pasado domingo, Alondra presentó algunos malestares y fue llevada al Hospital Nacional de San Miguel, donde la atendieron. Su bebé nació el pasado lunes por medio de una cesárea y con 38 semanas de gestación. Sin embargo, durante el procedimiento, su intestino quedó dañado, esto pasó inadvertido ante el equipo de especialistas que la atendió.
William Amaya, hermano de Alondra, comenta que posterior a la cesárea, ella sufrió fuertes dolores y constantemente tenía fiebre. «La respuesta de las enfermeras fue que tenía que valerse por sí misma», aseguró Amaya.
Añadió que hasta la tarde del martes le realizaron una ultrasonografía y descubrieron que tenía dañado el intestino. El equipo médico actuó para salvar la vida de Alondra, pero falleció.

«Desde el domingo hasta el martes que le hicieron la ultrasonografía, pero fue por gusto. Mi hermana ya no aguantaba, le empezaron a tomar la temperatura y una muestra de sangre, pero era de gusto, era antes cuando ella pedía el auxilio y no se lo dieron. La volvieron a operar y luego la intubaron y el miércoles en la madrugada, como a la 1, murió», relató el hermano.
La casa de William se ha convertido en el primer refugio para la bebé de Alondra, bajo el cuido de la abuela paterna, debido a que los restos de la joven fueron sepultados en el cementerio del cantón Tierra Blanca, cerca de su seno familiar.
«Estaba bien ilusionada con su pancita, lo único que pudo hacer es verla cuando nació, incluso no le dio pecho a la niña. Nos duele cuando se le da la pachita a la niña y busca a su mamá, es un gran dolor que se siente», comentó el hermano de la víctima.
Cuando William habla de su hermana se le dibuja una sonrisa, recuerda que ella siempre lo hacía sentir bien con sus chistes y ocurrencias. «A veces los dolores que uno sentía los olvidaba por lo alegre que ella era», comenta.
La familia Amaya Paz interpuso la denuncia respectiva por mala praxis en las oficinas de la Fiscalía General de la República (FGR). Solicita que este caso sea investigado a profundidad para sentar un precedente y evitar que otras madres mueran a consecuencia de un mal procedimiento médico.