Se subió al bus de la ruta 302 a las 2:10 P.M. en una de las terminales de Usulután, y a las 4:30, poco después de dos horas de viaje, se bajaba en la terminal de Sur en San Mancos para tomar un taxi que lo llevara directamente a la Asamblea Legislativa.
Esa tarde del 26 de mayo pasado, el diputado Ángel Lobos, de la bancada de Nuevas Ideas, tenía una reunión preparatoria a las 5:00 P.M. previo a sesionar con la Comisión de Medio Ambiente y Cambio Climático, a la que pertenece luego de tomar posesión como parlamentario de la legislatura 2021 el 1 de mayo anterior.
Viajar en el transporte colectivo está lejos de ser hazaña para el diputado Lobos, refleja más bien su diario vivir, pero es un hecho que hoy contrasta con su faceta política como parlamentario y la imperante necesidad de recorrer a diario entre Usulután y San Salvador.
«Hoy que estamos yendo a la Asamblea a veces me pueden llevar y a veces no. Cuando no me pueden hacer el favor de llevarme, cuando no sale [el aventón] me voy en bus, es lo más normal», explica el parlamentario.
Para llegar a la Asamblea Legislativa desde su residencia la colonia Jardines de Candelaria de Usulután hasta la Asamblea Legislativa el diputado Lobos debe destinar tres horas: quince minutos de camino desde su casa hasta la calle principal para tomar el bus o utilizar una unidad del trasporte colectivo urbano que lo lleve a la terminal para coger el bus que lo traiga a San Salvador. Ya acá, en la terminal del Sur toma taxi pues afirma que conoce muy poco la ciudad.
Concluida la faena, el diputado debe emprender la odisea por volver. Allá le esperan su esposa e hijo, motivos más que suficientes, considera, para rebuscarse por el «ride» que lo lleve casa.
«Nuestro diputado Ángel Lobos aprobó hoy [martes] financiamiento por más de $1,300 millones. Y se regresaba en bus a Usulután, en la 302. Pero ya le conseguimos “ride”», escribió el jefe de fracción de Nuevas Ideas en su cuenta de Twitter.
Esa noche de martes, la plenaria se extendió hasta las 9:00 P.M. y el diputado Lobos consiguió que uno de sus colegas lo llevara hasta Zacatecoluca. Allí lo llegó a recoger su hermano Mario, parte de su equipo y mano derecha durante la campaña.
«He viajado siempre en bus y no le veía problema. La cuestión es con las plenarias, cuando salimos ya pasadas las 5:00 de la tarde, ahí es cuando ya me cuesta regresar» dice. «Nunca me he quedado. Siempre me quiero regresar porque me está esperando mi esposa y mi hijo. Mi niño no
no se duerme hasta que yo vengo. Siempre están pendientes por eso nunca me he querido quedar [en San Salvador]», explica.
Durante su campaña afirma, que tampoco tuvo los suficientes recursos ni para invertir ni movilizarse: utilizaba un viejo carro de su padre que terminó arruinado, «aventones» de sus amigos o simplemente llegaba a los mítines en bus y eso le valió para que le calificaran como el «diputado del pueblo».
«En la campaña se me reconoció como el diputado del pueblo. Cuando los bichos no podían llevarme, nos íbamos en bus y llegábamos a los mítines. Me veía bajarme del bus y a la gente eso la motivó», recordó.
Capital para hacerse propaganda tampoco tuvo a granel, el diputado Lobos detalla que el capital semilla fue un préstamo por $5,000 dólares que adquirieron como equipo, y que luego entre colectas y en pequeñas actividades lograron que se concretara la hazaña con un monto de entre $20,000 y $25,000 de inversión.
«En toda la campaña hacíamos la cabuda. Nosotros no tuvimos ningún financista, nosotros colectábamos: hacíamos rifas, vendíamos panes y platos de comida para crear fondos y andar en campaña», asegura Lobos quien confiesa que su equipo de trabajo incluso destinó el bono o aguinaldo en su totalidad a la causa.
En su caso no recibió bono ni aguinaldo, puesto que hace años dejó de ser empleado para convertirse en emprendedor; hoy en día junto a su familia poseen una pupusería, y parte de los fondos que invirtió en la campaña salieron de ahí. Hoy Lobos, ya convertido en diputado cuenta como anécdota el como el «viejo» carro de su papá Mario Lobos quedó en ruina tras la campaña, y que es una deuda junto al préstamo que debe cancelar. Hacerse de su vehículo propio para movilizarse también es otra de sus tareas pendientes.