La publicación en detalle de los preparativos para un supuesto intento de golpe de Estado por parte de Jaír Bolsonaro y sus más estrechos aliados dejó al expresidente brasileño más expuesto que nunca.
El líder ultraderechista, que se dice víctima de una «persecución», fue impedido el jueves de salir de Brasil en el marco de la operación Tempus Veritatis.
Otros de sus colaboradores fueron objeto de registros o detenidos.
Son 135 páginas de decisión judicial que autorizó la operación, lo que tuvo el efecto de una bomba en Brasil.
Según los investigadores, la supuesta trama golpista empezó a urdirse mucho antes de los disturbios del 8 de enero de 2023, cuando miles de bolsonaristas disconformes con la derrota electoral de su líder frente al izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva invadieron las sedes de poder en Brasilia.
Apoyado por ministros, consejeros y altos mandos militares, Bolsonaro habría empezado a preparar un plan B a las urnas meses antes de los comicios de 2022. «No se trata de los delirios aislados de un colaborador, sino de una acción coordinada en presencia de varios ministros y del presidente de la república. Es extremadamente grave», destaca Geraldo Monteiro, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.
La primera fase del plan consistía, según la Policía, en desacreditar el sistema de votación electrónico en Brasil para alimentar «sospechas de fraude» electoral y «legitimar una intervención militar».
Durante una reunión el 5 de julio de 2022, cuya grabación fue publicada el viernes, Bolsonaro exhorta a «todos los ministros» a lanzarse en esta campaña.
«Si reaccionamos después de las elecciones, será el caos en Brasil, una gran guerrilla», dijo el ultraderechista.