Cientos de católicos participaron ayer en la misa solemne en honor del Divino Salvador del Mundo, en el atrio de la Catedral Metropolitana, la cual fue presidida por el arzobispo José Luis Escobar Alas y un grupo de sacerdotes.
Los devotos llevaron paraguas y sombrillas, además de agua para hidratarse, pues el sol estaba en todo su esplendor. Más de alguno también portaba un banco para sentarse, ya que con tiempo se prepararon para vivir la eucaristía.
En su mensaje, Escobar Alas expresó que es necesaria «la buena conducta» para seguir forjando en el país una tierra de bendición.
«En verdad, somos dichosos de tener como patrono al Divino Salvador del Mundo, porque ha caminado con este pueblo por más de 500 años. Con su presencia, como decía monseñor Romero, nos acerca a su reino definitivo», añadió el arzobispo.
Con la misa patronal finalizaron las actividades religiosas que se celebran del 1.º al 6 de agosto, y durante el desarrollo de estas la imagen del Divino Salvador del Mundo recorrió varios templos del Centro Histórico de San Salvador.
El lunes por la tarde se llevó a cabo la tradicional transfiguración.