La competición estaba prevista para 2022, pero fue retrasada un año por la estricta política anticovid de China. Ya con las restricciones levantadas, la ceremonia del sábado fue fastuosa.
Unos 12.000 deportistas -más que en los Juegos Olímpicos- procedentes de 45 países y territorios de Asia y Oriente Medio compiten en 40 deportes durante dos semanas.
Junto a los deportistas y los voluntarios, hay robots y otras máquinas sorprendentes, destinadas a servir, divertir y también a vigilar a los visitantes.
Hangzhou es además un importante centro tecnológico del país y alberga las sedes de las principales empresas tecnológicas de China.
Es posible por lo tanto ver cómo una trampa para mosquitos automatizada recorre las instalaciones de los Juegos, eliminándolos después de atraerles mediante un sistema que imita la temperatura corporal y la respiración de un humano.
En el lugar también hay «perros» robots, capaces de correr o saltar, que pasean entre el público, mientras que versiones más pequeñas se dedican a bailar. Un androide amarillo toca mientras el piano.
Minibuses sin conductor transportan a los visitantes hacia la ciudad vecina de Shaoxing, donde se encuentran las sedes del béisbol y el sóftbol.
Los deportistas pueden incluso probar sus reflejos jugando al ping-pong contra un robot.
Y en el inmenso centro de prensa hay un robot recepcionista de plástico y metal que recibe a los clientes y ofrece incluso servicios bancarios.
En la construcción de las infraestructuras de estos Juegos Asiáticos también hubo robots que ayudaron en las obras.
Incluso las mascotas de los Juegos son robots: tres humanoides -Congcong, Lianlian y Chenchen- cuyos rostros sonrientes aparecen en inmensos paneles por las calles de Hangzhou y otras ciudades de la zona.
Cocinero automatizado
Hangzhou, de 12 millones de habitantes, atrae a las ‘startups’ del país. Su sector de robótica se esfuerza por reducir el retraso respecto a sus principales competidores de Estados Unidos y Japón.
En un parque tecnológico de la ciudad, empleados de la sociedad DEEP Robotics han probado algunos modelos punteros antes de los Juegos.
Algunos con forma de animales. Un perro real apareció durante las pruebas y se dedicó a olfatear a su homólogo robot.
Empleados de oficina de la zona acuden a buscar su comida a distribuidores automáticos que cocinan los platos al vapor y que los sirven a la temperatura ideal, según el fabricante Kuaie Fresh.
La máquina reúne información y datos sobre los gustos de los clientes y consumidores.
Las competencias culinarias de la máquina «son mejores que las de la mayoría de personas que no saben cocinar», afirma convencido un cliente, Hu, de 29 años.
Mientras la carrera de la inteligencia artificial desencadena preocupaciones y solicitudes de regulación, el uso de robots en la industria genera también el temor a que millones de empleos queden obsoletos por la tecnología.
«No diría que los robots vayan a reemplazar a los humanos, más bien que serán una herramienta y que les ayudarán», declaró a la AFP Qian Xiaoyu, un responsable de DEEP Robotics.