No ha confirmado que se trate de gripe aviar, pero muestras que tomaron en otras aves de algunas islas visitadas por los pingüinos Adelie sí han resultado positivas al virus H5N1.
¿Ha matado ya la gripe aviar a cientos, o quizá miles, de pingüinos en la Antártida?
Eso es lo que intentan averiguar los investigadores después de que una expedición científica encontrara el mes pasado al menos 532 pingüinos Adelie muertos, y se cree que han muerto miles más, según un comunicado de la Universidad Federation de Australia.
Aunque los investigadores sospechan que el mortal virus H5N1 de la gripe aviar mató a los pingüinos, las pruebas sobre el terreno no fueron concluyentes, según la universidad. Se están enviando muestras a laboratorios que, según esperan los investigadores, proporcionarán respuestas en los próximos meses.
A los científicos les preocupa concretamente que la gripe H5N1, a menudo mortal, pueda diezmar especies amenazadas de pingüinos y otros animales en el remoto continente austral.
La enfermedad se ha propagado de forma más agresiva que nunca entre la fauna salvaje desde que llegó a Sudamérica en 2022 y se abrió camino rápidamente hacia la Antártida, donde se confirmó el primer caso de H5N1 en febrero.
«Esto tiene el potencial de tener un impacto masivo en la vida silvestre que ya está sufriendo el impacto de otras cosas como el cambio climático y otras tensiones ambientales», dijo Meagan Dewar, bióloga de vida silvestre de la Universidad de la Federación, que participó en la última expedición.
Dewar explicó a Reuters que los pingüinos Adelia muertos fueron hallados congelados a temperaturas bajo cero y cubiertos de nieve en la isla Heroina.
Dewar y el pequeño equipo de investigadores no pudieron contabilizar todos los cadáveres de la gran isla, pero calculan que varios miles murieron en total en algún momento de las semanas o meses anteriores.
En la isla Heroina se reproduce cada año una colonia de unos 280.000 Adelia. Según Dewar, cuando llegó la expedición, los pingüinos vivos ya se habían marchado.
La excursión de Dewar sí detectó la presencia de la cepa H5 de la gripe aviar en la península antártica y tres islas cercanas en aves marinas skua, depredadores que se alimentan de huevos y polluelos de pingüino.
Según el British Antarctic Survey, cada año se reproducen en la Antártida unos 20 millones de parejas de pingüinos, entre ellos se encuentran los pingüinos emperador, que los científicos temen que estén casi extinguidos a finales de siglo, a medida que disminuye el hielo marino debido al cambio climático.
Según Dewar, los pingüinos emperador podrían enfrentarse ahora a la amenaza añadida de la mortal gripe aviar «en la primavera boreal del año que viene», señaló.