La historia se repite en Estados Unidos. La ilusión de una reforma migratoria se mantiene activa en las comunidades de inmigrantes, sin embargo, la exdelegada de la Asamblea Estatal de Maryland, Ana Sol Gutiérrez, hizo hincapié en que «no todas las propuestas en el Senado serán aprobadas», aun con los demócratas al frente por el voto decisivo de la vicepresidenta electa, Kamala Harris.
Esta no es la primera vez que un presidente apuesta por la regularización de los inmigrantes indocumentados. Joe Biden tomó fuerza con su propuesta de camino a la ciudadanía para 11 millones de personas indocumentadas, en un debate que por años ha sido discutido, y que él se comprometió a presentar en los primeros 100 días de mandato.
Esta postura fue reiterada por la vicepresidenta electa durante una entrevista televisiva esta semana en el canal hispano Univisión, con la formulación de un proyecto que legalice el estatus migratorio de los indocumentados en Estados Unidos.
A pocos días del traspaso de gobierno, Kamala no especificó la fecha de presentación, pero la reforma demócrata también pretende asegurar la reunificación de las familias y que los niños que lleguen a la frontera cuenten con la asesoría legal y un trato justo. Además, Harris reveló que también se contempla la residencia permanente para las personas con Estatus de Protección Temporal (TPS, en inglés) y la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, en inglés).
En 2013, el grupo de los ocho –como era conocido por estar integrado por cuatro senadores republicanos y cuadro demócratas– lanzó una reforma migratoria para que cinco millones de indocumentados establecieran su estatus. Una iniciativa que fue rechazada por el Congreso en 2014.
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En este período, la Casa Blanca estaba dirigida por el expresidente demócrata Barack Obama. Previo a ese intento, en 2007, el entonces presidente del Partido Republicano, George W. Bush, impulsó su propuesta para incorporar a 12 millones de inmigrantes, la cual fue rechazada no una, sino dos veces en el debate en el Congreso.
Sol señaló que para ese tiempo, la discusión se centraba en una política de puertas abiertas para demasiadas personas con residencia permanente, lo tanto para demócratas como para republicanos.
«En otras palabras, se consideró muy generosa esa reforma, por lo que no tuvo los votos suficientes», valoró Sol.
«La reforma migratoria no es sencilla, tiene muchas partes. Probablemente sería una reforma en partes [la presentada por Biden]. El Estatus de Protección Temporal hacia la residencia permanente sí tiene apoyo, igual que DACA para que sea un programa permanente y no temporal», manifestó.
Excongresista Ana Sol.
De acuerdo con la exdelegada estatal, en la reforma migratoria se abre la negociación sobre los años de estadía de los inmigrantes, «donde ya se ha discutido entre tres, cinco o 10 años», explicó.
Las aspiraciones de una reforma migratoria continúan desde la última que fue aprobada por el Congreso en 1986 como Immigration Reform and Control Act (IRCA), que dio acceso a tres millones de inmigrantes.
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Lo que sí es necesario, es sacar del limbo tanto a los amparados con el TPS como de DACA, aseguró Sol. La residencia permanente se tendría que pasar por ley en el Congreso, pero mientras eso sucede Biden tiene la potestad de extender por 18 meses más el TPS y dos años el DACA.
«Si se tardan en pasar una ley en el Congreso, Biden lo que puede hacer, y está a cargo de su administración, es renovar el plazo de vigencia una vez más», dijo Sol.
La extensión del permiso de trabajo para los tepesianos fue extendido hasta el 4 de octubre de 2021, anunció en diciembre pasado el Departamento de Seguridad Nacional. Además, el 171 solicitudes nueva fueron aprobadas para los jóvenes de DACA, el 4 de enero.
La promesa eterna en campaña
El director de Coaliciones de The Libre Initiative, César Grajales, señaló durante una entrevista en CNN que la presentación de una reforma migratoria se ha analizado estando el mando tanto en el Partido Demócrata como en el Republicano, y que hasta la fecha no ha sucedido nada. «El inmigrante siempre queda en ese juego político, pero es importante recalcar que el tema migratorio, algo tan sensible, debe ser flexible. Un líder político, independientemente del partido que sea, tiene que entender que este tema debe ser flexible», sostuvo.
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