Llegando casi a la mitad de la segunda década del nuevo milenio, nuevos paradigmas se alzan en cuanto a la concepción de la guerra moderna, tomando en cuenta que numerosos conflictos que se iniciaron a principios del milenio no fueron proporcionales entre los combatientes en sí, como los de Afganistán e Irak, donde una clara superioridad militar, en cuanto a preparación, logística y tecnología fueron suficientes para que la balanza se inclinara por las potencias occidentales, no logrando con éxito hasta el día de hoy los objetivos de la ocupación en ambas naciones. Luego, en 2014, tuvimos otro importante incidente bélico internacional: la invasión rusa a la península de Crimea, Ucrania, lo que sería la antesala del conflicto actual.
A las 6:00 de Moscú del 24 de febrero de 2022, la Federación Rusa lanzó la llamada «Operación Militar Especial» contra Ucrania, constituyendo el mayor ataque militar en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial, creando la escalada definitiva del conflicto que se mantenía latente desde 2014. Este incidente causó un replanteamiento sobre la concepción de la guerra moderna, la cual no se había logrado dimensionar por carecer de dos adversarios que estuvieran en igualdad de condiciones o en similitud en las últimas décadas y que al mismo tiempo afectara directamente a todo el mundo en ciertos aspectos, como el alimentario y la variación de distintas monedas, al igual que la forma en la que los civiles y no involucrados apreciaron el drama de la guerra a través de las redes sociales.
La difusión del contenido de este conflicto ha sido inmensa, desde noticias falsas, historias desgarradoras del frente, la muestra en video de la crueldad de la innovación en el uso de drones como bombarderos personales, ejecuciones sumarias, pilas de cadáveres y la devastación de ciudades completas y de ataques con misiles balísticos a edificaciones civiles. Ahora la crueldad de la guerra es exhibida sin censura al mundo entero, haciendo testigos de la barbarie a todas las personas que tengan acceso a internet desde cualquier medio.
El jueves 11 de enero de este año, Estados Unidos anunció una pausa en el suministro económico y armamentístico a Ucrania, el cual hasta esa fecha sumaba más de $24,400 millones, en una guerra de desgaste donde ningún objetivo militar en ambos bandos parecía realizable, hasta hoy. Este momento representa la oportunidad perfecta para Rusia de agilizar el fin del conflicto lanzando una ofensiva decisiva para agotar los recursos militares de Ucrania y llevar la guerra a una situación que le favorezca; Ucrania lo sabe, y el posible escenario para este año es que se libren batallas no antes vistas en el conflicto y que la escalada del mismo llegue a las urbes de ambas naciones, algo que sin lugar a duda replanteará el escenario político de Europa, o alargará esta crisis por más tiempo.
Parte de esto comienza a concretizarse con la pasada victoria rusa en Advinka, en la segunda semana de febrero, y el avance de las tropas de la federación a lo largo del frente oriental.