De acuerdo con la última medición de la casa encuestadora CID Gallup, el 70 % de la población salvadoreña avala el rumbo económico que tiene el país y tiene la confianza en que todo mejorará.
Esto dice mucho de la administración del presidente Nayib Bukele, porque, mientras se ha ganado la confianza de los salvadoreños con políticas acertadas y efectivas, también ha generado la perspectiva de que el futuro será mejor.
No se trata de un tema vacío o de una confianza ciega, sino que está basada en los hechos. No hay duda de que lo que más confianza genera en los salvadoreños es que, a diferencia de lo que había pasado en las últimas décadas, por primera vez en la historia nacional hay un clima de completa seguridad.
El Gobierno del presidente Bukele declaró una guerra contra las pandillas que ha cumplido con extraordinarios resultados, restaurando el control en todas las colonias, barrios y caseríos del país y logrando lo que nunca —por falta de voluntad o por complicidad como los criminales, como lo demostraron ARENA y el FMLN— se había logrado: el encarcelamiento de la mayor parte de los pandilleros y sus colaboradores.
Gracias a la recuperación de la seguridad con el Plan Control Territorial y el régimen de excepción, las empresas salvadoreñas tienen más libertad para expandir sus operaciones para llegar a todos sus clientes y para proyectar mejoras en el corto, medio y largo plazo.
Los ciudadanos también tienen la confianza en que el fruto de su esfuerzo y del trabajo diario no va a ir a parar a manos de criminales por las extorsiones, robos o para poder siquiera transitar por las calles hacia sus hogares, lo que ha dinamizado la economía. Es un hecho tangible que se puede comprobar en las calles de cualquier municipio, en cualquier parte del país y a cualquier hora del día o de la noche.
Mientras se construye un Estado seguro donde los niños pueden jugar libremente en los parques y los jóvenes pueden desplazarse hacia el trabajo, estudio o disfrutar del ocio recreativo de los CUBO, el Gobierno del presidente Bukele también se ha dedicado a reconstruir y a ampliar la red nacional de carreteras con obras que van a dinamizar el flujo —tanto de personas como de mercaderías— a través de grandes obras de ingeniería, como la construcción del que será durante breve tiempo el paso a desnivel más largo del país en el redondel Integración, de 648 metros de largo, que luego será sustituido como el más largo por el viaducto Francisco Morazán, en Los Chorros. Así que la confianza es amplia y está respaldada.