Con la misma dedicación que ponen muchas mujeres al cuidar su salud a través de la alimentación y el consumo de vitaminas cuando están embarazadas para procurar que su hijo se desarrolle y nazca sano, así es la atención que 14 mujeres originarias del cantón San Laureano, en el municipio de Ciudad Delgado, San Salvador, le brindan a un huerto comunitario en el que cosechan vida y esperanza.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, que se celebra cada 8 de marzo, iniciamos con un especial en su honor y este día presentamos a grupo de mujeres resilientes que, conscientes del problema económico de la inflación que afecta al mundo entero por la pandemia, la guerra en Ucrania y otros factores, buscaron soluciones sostenibles para garantizar la alimentación de ellas, sus familias y comenzar negocios.
De acuerdo con el informe «El estado de la seguridad alimentaria y nutrición en el mundo 2022», de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), América Latina y el Caribe fue la región «con el mayor costo de una dieta saludable ($3.89 por persona y día)».
El informe detalla que en el 2021 un total de 660 millones de personas en América Latina sufrían inseguridad alimentaria y la prevalencia es mayor en las familias de menos ingresos y en las mujeres más que entre los hombres.
Las mujeres de San Laureano percibieron estas dificultades en sus hogares y se interesaron en buscar soluciones sostenibles. Algunas de ellas ya tenían algunos conocimientos de agricultura tradicional como el maíz y el frijol, pero sólo cosechaban en verano.
La iniciativa fue de Mayra, Estefany y Dorys, todas de apellido Ramírez, quienes en el 2020 se acercaron al Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal Enrique Álvarez Córdova (CENTA), con el objetivo de buscar apoyo para crear huertos.
Al CENTA llegan mujeres de varios departamentos para recibir capacitaciones por parte de la ingeniero agrónomo Vilma Preza y fue ella quien identificó un especial entusiasmo en las tres jóvenes de San Laureano y les propuso que se organizaran con las demás mujeres de su cantón para recibir capacitaciones colectivas e iniciar un huerto.
De esa forma es que nació la Escuela de Campo San Laureano que actualmente está conformada por 14 mujeres y tres hombres, que se han integrado recientemente.
El grupo se reúne cada quince días con la ingeniero Preza, quien les comparte sus conocimientos sobre suelos, los tipos de frutos que pueden sembrar en la zona y los cuidos que deben tener, todo con un enfoque orgánico que se aleje lo más posible al uso de químicos.
«La ingeniera nos vino a hacer hincapié de que no tenemos que limitarnos a que solo en el invierno podemos cosechar, sino que podemos mantener, aunque sea un poquito, en un espacio pequeño y que vamos a consumir algo de calidad que nosotras mismas hemos cuidado», manifestó Estefany Ramírez, quien motivó a su madre a crear un huerto grande, colectivo, en su casa.
Un proyecto que crece rápidamente
Así como las madres primerizas, las mujeres de San Laureano aprenden de los cultivos en el proceso. Para que el proyecto sea sostenible se han unido una red de comunicación donde hacen las consultas de las situaciones que aparecen en sus cultivos.
«Hemos aprendido a preparar abonos, foliares, repelentes naturales que no sean nocivas para la salud, y cada quien aplica en su parcela. Lo que hacemos en conjunto son los repelentes, el abono orgánico y, de ahí, cada quien se lleva su porción para aplicarla. De esa forma es que hemos logrado establecer, según su área y su especialización, lo que desea cultivar cada una», detalla Mayra Ramírez.



Las emprendedoras se visualizan, en el futuro, creando un proyecto de agroturismo debido a las sugerencias que les hacen muchas personas que aprecian los frondosos huertos que poseen, al tiempo de reconocer la determinación de estas mujeres como un verdadero modelo a seguir.
El proyecto ha crecido de tal manera que las cosechas son más abundantes y esto les permite comercializar algunos productos. También han surgido otros negocios derivados como productos de sorgo y la venta de fertilizantes, bioestimulantes y abono.
De la mata a la mesa
Desde muy temprano, las mujeres de esta comunidad se levantan para iniciar su jornada de atención a la siembra. Cada una aprovecha el espacio que tiene disponible en sus hogares para algún cultivo.
El grupo también ha destinado un terreno para un huerto en el que todas colaboran y se benefician en partes iguales. Para garantizar las cosechas de este lugar se han distribuido las tareas. Cada una sabe el día que debe atender la siembra.
La jornada incluye la limpieza del cultivo, que significa retirar aquellas hojas amarillas o de color café que se han dañado por el sol o el exceso de agua. Luego, riegan las plantas. En algunas ocasiones deben aplicar abono o repelente para evitar las plagas.
Con el tiempo observan cómo brota el verde de la tierra y se expande sobre el suelo fértil hasta dar jugosas frutas y hortalizas que es la motivación que necesitan para comprometerse con la huerta, que es con la que alimentarán a sus hijos para que crezcan sanos y fuertes.
«Algunos de los productos que cosechamos son cebollines, chile verde, tomate, güisquiles, zanahorias, berenjenas, rábanos, pepinos, repollos, loroco, plátanos, piñas, pitahayas y diferentes hierbas aromáticas como cilantro, hierba buena, zacate de limón y apio. La mayor satisfacción que nos da es que podemos consumirlos fresquitos porque estos van de la mata a la mesa», destacó Felícita Medrano.



CONTACTOS
Si está interesado en comprar productos orgánicos como hortalizas, frutas y hierbas aromáticas puede comunicarse con Estefany Ramírez al teléfono 7288-116.
Los fertilizantes, repelentes y bioestimulantes son vendidos por Doris Evelyn Ramírez, con quien se puede comunicar al 7199-9134 o por mensajes en sus cuentas @koskatlsv, en Instagram, o su página de Facebook Koskatl El Salvador.
Mientras que los productos creados a base de sorgo se pueden adquirir comunicándose con Mayra Ramírez al 7580-8100 o en sus redes sociales @lasorgovita_sv, en Instagram, o en la página de Facebook La Sorgovita.