En un restaurante lleno a rebosar dos luchadores realizan una demostración de sumo entre las aclamaciones de los comensales, ávidos de descubrir el deporte nacional japonés, como cada vez más turistas extranjeros desde la reapertura de las fronteras niponas luego del final de la pandemia.
El restaurante Yokozuna Tonkatsu Dosukoi Tanaka abrió el pasado noviembre, un mes después del levantamiento de las restricciones de entrada al archipiélago. En gran medida por el boca a boca, su sala principal presenta aforo completo para sus espectáculos de sumo a la hora de la comida.
Entre los aplausos y las sonrisas del público, un animador comenta en inglés lo que sucede sobre el ‘dohyo’, la superficie de barro en medio de las mesas sobre la que se disputan los combates, antes de invitar a los espectadores a subir para enfrentarse a alguno de los colosos.
«Cuando se es profesional, nuestra vida depende del sumo» y «no se puede tomar a la ligera», explica la estrella del show Takayuki Sakuma, de 35 años, que competía hasta su retirada deportiva en 2022 con el nombre de Jokoryu.
«Pero para animar la sala añadimos humor. Lo más importante es hacer apreciar la cultura del sumo», explica a la AFP.
«Fue muy divertido, uno de los puntos álgidos de nuestra estancia» en Japón, sonríe Kiernan Riley, un turista estadounidense de 42 años que acudió con su familia.
Mont Fuji, Kyoto, sumo
«Cuando la gente viene a Japón, quieren ver el monte Fuji, quieren ver Kyoto, quieren ver sumo», resume Jeff, fundador de BuySumoTickets, un portal en inglés que facilita la adquisición de entradas para torneos y eventos de este deporte.
Jeff afirma haber visto un crecimiento exponencial de sus ventas en 2019, año récord para el turismo en el país, antes de derrumbarse en la pandemia. Pero «no llevó mucho que la gente regresase. En el torneo de enero estábamos a un 90% de nuestro nivel de antes del covid, y en marzo al 100%».
El interés de los extranjeros por el sumo está en aumento desde hace cinco a diez años, estima John Gunning, comentarista de sumo en la televisión pública nipona NHK.
«Pienso que el covid y los confinamientos dieron a la gente la ocasión de descubrir el sumo» por internet, donde la Asociación Japonesa de Sumo lanzó en 2022 un canal en YouTube en inglés.
La serie ‘Sanctuary’ difundida en Netflix este año permitió a ese deporte llegar a un público aún más amplio, en su opinión.
El flujo de turistas llevó a los profesionales del turismo a ofrecer visitas a las heya, los lugares donde los luchadores viven y entrenan.
‘Con los tiempos’
Hasta 2018-2019, «era posible llegar simplemente delante de una heya y entrar para mirar el entrenamiento matinal, pero ante el flujo de visitantes, muchos decidieron dejar de aceptar a los turistas individuales», cuenta la formadora de guías Yuriko Kimura.
«Yo hablo a los guías de la importancia de mostrar respeto en los heya a los luchadores, y de explicar a los turistas los pasos en falso a evitar durante una visita», donde generalmente hay que permanecer sentados sin hablar para no perjudicar los entrenamientos.
Para los visitantes que desean hacerse una idea del sumo, circula por los foros de viaje una dirección: la de la heya Arashio, en pleno centro de Tokio, que ofrece una ventana al mundo del sumo, literalmente un ventanal al que acuden decenas de personas al día para presenciar el entrenamientos de los luchadores de sumo.
«Antiguamente no mostrábamos los sumos así pero me digo que va con los tiempos», reconoce el maestro de la heya, también llamado Arashio.
Yuka Suzuki, esposa del antiguo maestro que tuvo la idea, cuenta que la intención era entonces romper con la reputación de deporte cerrado del sumo entre los vecinos. «Pero más que la gente del barrio comenzaron a venir visitantes del mundo entero».
Espera que ese flujo incite a los japoneses, cada vez menos interesados en el sumo, a redescubrir su deporte nacional, condición esencial de su supervivencia.