Más y más empresas buscan instalarse en el país, producto de la visión vanguardista del presidente Nayib Bukele. Bajo su gestión, El Salvador ha pasado de ser el país más peligroso del planeta a ser uno de los más seguros no solo del hemisferio occidental, sino del mundo.
Ayer, el Centro Nacional de Registros (CNR) informó que hasta noviembre pasado había inscrito 5,615 nuevas empresas. En el Centro Histórico de San Salvador hay 450 proyectos que se encuentran en trámite, en tanto que otros 85 ya están en ejecución en estos momentos. Hoteles y sucursales de cadenas de restaurantes pelean espacios para instalarse en lo que se ha convertido en la joya de la corona nacional, algo impensable hace apenas cinco años, cuando comenzaba la primera gestión del presidente Bukele.
En pocos años, el Centro Histórico dejó de ser un lugar del que todo mundo quería escapar al caer la tarde, un sitio que estaba bajo el control total de las pandillas y del crimen organizado para convertirse en el segundo sitio más visitado de todo el país.
Gracias a esta nueva realidad, El Salvador por entero se ha beneficiado atrayendo a más compañías internacionales, además de generar procesos de expansión y ampliación en las empresas locales.
«Estamos viendo un desarrollo económico importante en el país, hay un empuje de atracción de inversiones y los negocios están creciendo de una manera importante. Y nosotros, al apoyar a nuestros clientes, también crecemos en cartera, tanto en atracción de nuevos clientes como en apoyo de los clientes actuales», declaró recientemente Carlos Turcios, presidente ejecutivo de Banco Atlántida, parte de la importante inversión de capital hondureño en el país.
Este banco tiene una cartera que, en un 95 %, está dedicada a créditos productivos. En siete años, de hecho, ha quintuplicado su patrimonio y operaciones en general, pero mucho más en los últimos años.
Y no se trata de un caso aislado. Grandes inversiones se anuncian constantemente, como los $46 millones que se invertirán en la construcción de un edificio residencial en Santa Elena, Antiguo Cuscatlán, en la Libertad Este, a cargo de una inmobiliaria salvadoreña.
Gracias a este dinamismo económico generalizado, el Estado ha tenido ingresos récord que han superado los $7,000 millones hasta noviembre, como informó la semana pasada el Ministerio de Hacienda.
La mejora continua durante los últimos tres años habla bien no solo de la capacidad del Estado en la recolección de impuestos, sino también de la fortaleza de la economía nacional.