El Salvador conmemoró 201 años de vida republicana. Más de dos siglos de haberse separado del dominio de una potencia extranjera, pero sin que la libertad fuera un derecho para todos los ciudadanos. El pueblo ha tenido verdadera libertad realmente hasta hace poco. Libertad para caminar libremente por las calles alrededor de sus hogares a cualquier hora del día, así como para disfrutar plenamente el fruto de su trabajo y de decidir qué hacer con su vida.
El presidente Nayib Bukele dijo durante su discurso ante la 77.ª Asamblea General de las Naciones Unidas que El Salvador es un país pequeño, sí, pero que exige respeto de todas las naciones para poder tomar libremente las mejores decisiones para sus ciudadanos.
A través del voto libre y directo, los salvadoreños decidieron dejar atrás la posguerra y trabajar por construir el futuro que estuvo negado en más de 200 años de historia. Y ha empezado a dar frutos. Con el Plan Control Territorial, en combinación con las medidas extraordinarias del régimen de excepción, el terror de las pandillas ha sido aplacado y gracias a ello ahora hay libertad. Más de 52,500 delincuentes y colaboradores de las estructuras criminales han sido detenidos, y por ello hay más tranquilidad, como reconocen no solo los ciudadanos, sino también los empresarios nacionales y extranjeros (que ahora pueden llegar a todos los rincones del país a distribuir sus mercaderías sin el temor a ser asaltados o a ser desangrados con el pago de extorsiones) y los turistas que visitan el país.
Para el 95 % de los salvadoreños, las medidas tomadas con el régimen de excepción para sanear la sociedad de la delincuencia han sido positivas, y están de acuerdo no solo con que continúen, sino también con hacerlas más drásticas en el castigo a los criminales. Gracias a la decisión ciudadana de expulsar del poder a ARENA-FMLN, ahora se gobierna, se legisla y se administra justicia para las mayorías, no para preservar los intereses de pequeños grupos económicos.
Aun así, otras naciones han salido a criticar las decisiones que soberanamente el pueblo salvadoreño delegó en sus autoridades. Desprecian el apoyo a estas medidas exitosas y salen en defensa de violadores, asesinos, extorsionistas y narcotraficantes, alegando que no son respetados sus derechos, cuando la vida misma de los ciudadanos ha sido arrebatada por decenas de miles por estos criminales.
«Todavía necesitamos que se nos reconozca nuestro derecho a ser libres», urgió el presidente Bukele en la ONU. Solo con el respeto de otras naciones y con lazos de amistad fuertes y sinceros seremos verdaderamente soberanos.