La voz del pueblo salvadoreño se expresó fuerte y clara el 28 de febrero: Nuevas Ideas recibió tal grado de confianza que tiene la mayoría calificada en la Asamblea Legislativa y más de 150 alcaldías en todo el país, incluyendo la comuna capitalina, las de otras 12 cabeceras departamentales y las de grandes ciudades y centros urbanos.
El respaldo al proyecto de renovación y transformación de la política iniciado en 2019 con la elección del presidente Nayib Bukele es irreversible, y dada la votación del 28F, no admite interpretaciones: el pueblo quiere desligarse completamente del pasado y comenzar una nueva era.
Los últimos días nos han dado un vistazo de la forma tradicional de hacer política: la Asamblea Legislativa convertida en la fábrica de empleo para activistas, dirigentes, familiares y amistades de los diputados. Muchas de estas personas, como lo han reconocido sin empacho los políticos —entre ellos, el presidente y el expresidente del Legislativo—, ni siquiera tenían marcación porque sencillamente no se presentaban a trabajar. Es lo que se conoce cínicamente en pasillos parlamentarios como el Batallón Cobra, porque solo llega a cobrar.
Ese «modus vivendi» se amplió en las últimas legislaturas con la apertura de sedes departamentales de la Asamblea Legislativa que fueron el pretexto para contratar más personal —ligado, obviamente, a los partidos políticos— y pagar alquileres de casas que, según señalamientos, están vinculados también a políticos.
En ese jugoso pastel que es la Asamblea Legislativa, la junta directiva se sirve la porción más grande. Los directivos tienen sueldos superiores a los demás diputados y cuentan con más personal a su servicio, además de presupuestos mayores.Todo esto —y más— es lo que se acabará el 1.º de mayo. Por eso vemos la urgencia de apresurar algunos procesos legislativos para que los actuales diputados obtengan las últimas migajas de poder y así cumplirles a sus financistas.
De ese modo es que hemos visto la desesperación de algunos sectores por que sea la actual legislatura, vigente aún por seis semanas, la que haga una votación exprés y elija a los miembros del Consejo Nacional de la Judicatura (CNJ) que les sean leales, como una forma de incidir en el nombramiento de jueces y en la presentación de candidatos a magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
Los diputados salientes querrán aprovechar hasta el último segundo de su período con el fin de obtener beneficios propios y para sus partidos. Muchas de esas acciones se podrán frenar desde el Ejecutivo, con la facultad de vetar que tiene el presidente Bukele.
La voluntad del pueblo es clara. Las fuerzas desplazadas por la transformación deben reconocer la voluntad popular.